"Poner a la convivencia en aula por encima de la adquisición de conocimientos" constituye la razón de la crisis de la educación. Así lo afirma la especialista sueca,Inger Enkvist. Según sus investigaciones el enfoque que privilegia la autonomía y la convivencia armónica, dejando de lado los conocimientos sistemáticos, provoca más desorden y violencia.
De nada sirve empeñarse en alcanzar un objetivo sin contar con el correspondiente fundamento que otorgará la fuerza para conseguir la meta propuesta. De forma muy sintética, es lo que afirma la doctora Inger Enkivst, profesora de la Universidad de Lund en Suecia y autora de la reciente publicación "Repensar la educación". La especialista visitó nuestro país, invitada por la Escuela de Educación de la Universidad Austral para dictar la conferencia "Las tendencias pedagógicas actuales y la calidad de enseñanza: un problema no sólo sueco".
En dialógo con Universia, conversando en un perfecto castellano, la experta en filología española, expuso los argumentos de su teoría basada sobre investigaciones realizada en el sistema educativo sueco que, según ella, bien podría explicar la "la crisis actual de la educación occidental".
Sus críticas se originan en la modificación de la ley de educación en Suecia realizada en 1969 que "puso a la convivencia en aula por encima de la adquisición de conocimientos". "Si la verdad no importa, si no importan los conocimientos, entonces estamos en una guardería, donde lo que importa es que los niños no se maten los unos a los otros, y que no haya ningún accidente mortal dentro de las paredes del colegio", señala Enkvist.
Según señala la especialista sueca, en busca del afán por convertir en supuestas "buenas personas a los niños" se han confundido los términos, despreciando los conocimientos que fundamentan las virtudes y enseñando simplemente a convivir en armonía. "En vez de enseñar historia, geografía o matemática, los diferentes gobiernos han querido transformar a los alumnos en otras personas. Un hombre más volcado hacia lo social que hacia lo intelectual", indica.
Sin embargo, la profesora sueca apunta que desde la aplicación de la nueva ley en su país no se ha logrado una mayor preocupación social ni tampoco un mayor respeto. "La ley educativa decía que la educación obligatoria tiene por meta la convivencia que va a aumentar la armonía social y, al mismo tiempo, los conocimientos de los estudiantes. Así que, primero la convivencia y, después, si hay tiempo, el conocimiento. Hay un vuelco que cambia la prioridad. Ahora llevamos 35 años con esa ideología y cada vez vamos peor. Hay más violencia en el colegio, hay menos conocimiento, hay menos respeto entre alumnos e incluso hacia los profesores. Tenemos los resultados: priorizando la convivencia no llegamos a la armonía, sino a más violencia. Y es lógico pensarlo. ¿Sobre qué se basará la convivencia o el buen acuerdo entre los estudiantes sino hay una base objetiva, que son los conocimientos?".
Por supuesto, de acuerdo con el pensamiento de Enkvist, este nuevo tipo de pedagogía no surge de malas intenciones, sino de enfoques que equivocan su mirada sobre la educación. Para explicar las reformas educativas la especialista señala la influencia de ideas que circulan entre sociólogos, políticos y algunos pedagogos. "Estas teorías son presentadas como modernas y como científicas y han influido en la educación tanto en Suecia como en la mayoría de los países occidentales. Sin embargo, han sido introducidas sin que se haya probado antes su validez en el campo de la educación".
Según la profesora invitada por la Universidad Austral, cierta sociología de la educación ha prolongado la escolaridad obligatoria en casi todos los países, "lo cual debería haber impulsado una escuela más estructurada para educar a los alumnos de origen más variado durante más tiempo. Sin embargo, el sistema escolar se ha utilizado más para obtener igualdad social que para promover la adquisición de conocimientos. Se ha producido, por tanto, una desviación del centro de atención desde el aprendizaje hacia los factores sociales", explica.
En segundo lugar, Enkvist señala al constructivismo como responsable de la crisis de la educación. En principio, la visión no resulta perjudicial ya que afirma que para aprender el ser humano crea en su cerebro el conocimiento. "No obstante, ciertas variantes del constructivismo van más allá al señalar que resulta imposible aprender a través de una enseñanza preparada por otra persona: ha de ser el alumno quien lo entienda todo por sí solo. Entra en juego, entonces, la pedagogía activa en la que cada alumno debe contar con medios suficientes para obtener la información que le permita a él mismo crear los conceptos necesarios".
Por otra parte, la profesora de la Universidad de Lund se refiere al enfoque en los modos de trabajar relacionado directamente con el constructivismo, si el trabajo es individual, algunos alumnos trabajarán, otros lo harán algo y otros no realizarán absolutamente nada. "La responsabilidad pedagógica queda así trasladada del profesor al alumno debido a que el foco de interés se centra no en el docente ni en la asignatura, sino en la personal disposición del estudiante, el profesor se convierte así en un simple facilitador".
Apelando a la teoría del entorno, la especialista apunta que "el aprendizaje ya no ocupa el primer lugar en importancia, ahora éste se corresponde a la igualdad obtenida a través de la organización del aula".
Considerando que el profesor es un facilitador una variedad de materiales que el alumno elegirá conforme a su criterio, el docente, entonces, tal como indica Enkvist, debe centrarse en un enfoque lúdico preparando excursiones, materiales y meriendas, potenciando los aspecto lúdicos del aprendizaje. Paradójicamente, "se hace hincapié en la importancia creada por el profesor, cuando, en realidad, se está diciendo que es el alumno quien debe buscar información de modo individual. Otra contradicción de este enfoque es que si cada alumno trabaja a su modo y con su propio material, ¿cómo esperar que los resultados que alcancen sean iguales?".
En contradicción con lo que sucede en la normalidad, que los jóvenes utilizan la tecnología como instrumento de comunicación y juego, "la nueva pedagogía privilegia las tecnologías modernas, relacionadas con la búsqueda individual de la información y lo lúdico", sostiene la profesora de origen sueco.
Según Enkvist, durante los últimos quince años, ha crecido de forma paralela la importancia de la idea de igualdad y del derecho a la diferencia. Por ejemplo, "las alumnas tienen derecho a estudiar antes escritoras femeninas que autores masculinos o los extranjeros puedan centrar sus estudios sobre la región de origen de los padres. El derecho a la diferencia, sin embargo, socava por completo la idea de la escuela y el papel del profesor, imposibilitado de saber todo lo que cada alumno puede elegir estudiar. En esta situación, ¿para qué sirven las escuelas, creadas en principio con objeto de que los alumnos aprendan lo que el maestro puede enseñarles y lo que la sociedad ha decidido que es útil aprender?".
Si se considera que en la educación pasa a ser prioritario que cada alumno pueda elegir qué va a estudiar sin un conocimiento anterior de lo realizado por las generaciones predecesoras, esta visión, a juicio de la especialista, implica "un cierto desprecio hacia la cultura", apunta Enkvist.
A la ahora de preguntarle sobre el aporte que puede realizar la universidad siendo el último eslabón de la formación de una persona, Enkvist sostiene que "primero, tiene que intentar hacer lo que se pueda, aún cuando los alumnos no vengan con la preparación adecuada. Algo que parece muy sencillo es que hay que exigir que trabajen y lean mucho. Sé que es algo elemental, pero si realmente leen dos libros por semana durante 4 o 5 años serán diferentes, porque tendrán una masa de conocimientos, algo concreto para extraer conclusiones por sí solos".
Universia Argentina.
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