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jueves, 2 de agosto de 2012

Los adolescentes y sus ídolos





Al llegar a la adolescencia los jóvenes buscan ídolos a los que admirar e imitar. Se trata de una etapa más a la hora de formar su identidad. Sin embargo, es importante saber diferenciar entre imitar a un ídolo y obsesionarse por él.

A veces los adolescentes admiran a personas a las que ni siquiera conocen, con lo cual imitan sólo lo que les interesa de ellos o los idealizan olvidándose de la realidad. Tener un ídolo es algo normal, sobre todo, en la etapa de la adolescencia. A estas edades comienzan a tomar conciencia de la identidad propia y desean tener guías, referentes a quien poder seguir e imitar.
En principio, estos iconos de los adolescentes no pueden catalogarse como buenos o malo. Aunque la propia descripción que ofrece le diccionario "Persona o cosa excesivamente amada o admirada" ya marca el carácter exagerado de la actitud.

El valor de los ídolos 

Más que la figura en sí, lo que determina que sean positivos o negativos será la actitud del joven hacia ellos, una excesiva veneración será negativa. Con medida pueden ser una buena herramienta para ayudar a la persona a desarrollarse como tal. Algunos adolescentes ven en sus ídolos, las cualidades que les gustarían tener y no poseen. Otros, buscan en ellos un modo de autoafirmarse, es decir, ver reflejado en sus personajes preferidos, su propia personalidad, para ver aumentada con ello su autoestima.

Rompiéndo moldes

Siempre se piensa en ídolos más bien inalcanzables. Sin embargo, muchos adolescentes sin ser excesivamente conscientes de ello, tienen como referentes a personas muy cercanas a ellos: sus padres, hermanos, profesores, amigos de la cuadrilla...
La importancia de estos ídolos de carne y hueso se explica, también, por el enorme poder de la televisión. Los medios de comunicación venden tanto y tan bien, que hacen que los adolescentes se entusiasmen de forma exagerada con las grandes figuras mediáticas, aunque sean menos cercanas y reales.

Lo que esconden los ídolos

Detrás de los ídolos, se esconde un gran comercio y negocio en el que se pretende únicamente vender. El ídolo nace de una continua exhibición de sus virtudes; tras ella, los defectos se idealizan o se pasan por alto. De este modo, la mala educación del idolatrado es interpretada por el adolescente con algo similar a tinene mucha personalidad.
Por ello, es importante enseñar a los niños a ser críticos y realistas. De este modo, tratarán de descubrir cómo es realmente esa persona, sin olvidarse de que aunque haya sido capaz de destacar por algo, sigue siendo una persona de carne y hueso.

Cuando se pasa a lo obsesivo


En ocasiones, un buen número de conductas no muestran sólo respeto o admiración por una persona, sino exageración y fanatismo por ella. Estos comportamientos, que no sólo se dan en jóvenes como muchas veces se piensa, han de reducirse y controlarse, ya que en caso contrario pueden resultar peligrosos.

Por otro lado, la exaltación excesiva es señal de falta de personalidad, baja autoestima.... Es importante trabajar con los hijos estos aspectos y animarles a que la energía que gastan en ensalzar a otras personas la utilicen en trabajar por ellos. Un pequeño análisis, adaptado a la edad y grado de maduración del adolescente también puede ser muy enriquecedor.

Muchos son los que ponen todo su esfuerzo en ser famosos, queridos por los demás y se olvidan de algo más importante. ¿Se quieren ellos mismos?, ¿son buenas personas?, ¿qué valoran, la fama y superioridad que la posición les oferta o el superarse como persona? Son preguntas que todo el que se plantea destacar debería tener respondidas.


Fuente: www.psicoterapia.cl

lunes, 19 de marzo de 2012

Apostar por el ciclo primario


Históricamente, la escuela primaria cumplió con una tarea esencial en nuestro país: construir una experiencia común entre los argentinos, tanto desde la gestión pública como privada. En ese ámbito, las familias y los docentes coincidían en un acuerdo tácito: la escolaridad significaba inclusión, ascenso social y conformación de lo ciudadano. Pero la esperanza en la educación se deterioró cuando las políticas sociales y económicas debilitaron al Estado, y la confianza en las aulas se volvió una ilusión. Sin embargo, pese al clima cultural reinante de incertidumbre que desafía a todas las instituciones, incluida la de la enseñanza, la escuela debe recuperar su espacio de oportunidades y de encuentro entre generaciones y grupos sociales, atendiendo también a los enormes desafíos que le plantean las nuevas tecnologías, la sociedad de consumo, el poder de los medios de comunicación. Enorme y compleja tarea pero no por ello menos necesaria y urgente.Leer más

viernes, 3 de febrero de 2012

El castigo corporal en los niños aumenta su tendencia a mentir




Según un reciente estudio, los niños expuestos a un ambiente escolar donde se aplican castigos corporales utilizan la mentira para ocultar sus faltas y protegerse, y son mejores mentirosos que aquellos que estudian en escuelas donde los castigos son simbólicos.

La investigación, publicada en el periódico Child Development ("Desarrollo infantil"), muestra que en un ambiente punitivo los niños aprenden a mentir de modo más convincente que quienes están sometidos a una disciplina más tolerante.

El estudio, dirigido por la profesora Victoria Talwar, de la Universidad McGill, y el profesor Kang Lee, de la Universidad de Toronto, examinó el comportamiento engañoso en dos grupos de niños de tres y cuatro años provenientes del mismo vecindario. Un grupo concurría a una escuela privada tradicionalista, donde se golpeaba a los niños con una vara, o recibían coscorrones y pellizcos públicamente de modo rutinario por faltas que iban desde olvidar un lápiz a provocar desorden en el aula. En la otra escuela, también privada, los niños eran disciplinados con detenciones, retos y, en casos más graves, con la reprimenda del director.

Los investigadores compararon el comportamiento de los niños en ambas escuelas, entrevistándolos individualmente. Durante la entrevista se pedía a los niños que no miraran un juguete que había en la sala. Los niños no podían resistir la tentación una vez que estaban solos. Cuando los investigadores les preguntaban si habían mirado al juguete, casi todos los que venían de un ambiente escolar punitivo mentían, en tanto sólo la mitad de los niños mentía en el otro grupo. Más aún, luego de la mentira inicial, los primeros eran mucho más hábiles y decididos a la hora de sostener la mentira, dando respuestas erróneas o simulando ignorancia.

El trabajo sugiere que "los castigos físicos no sólo promueven la deshonestidad, sino que también aumentan la habilidad de los niños para ocultar sus transgresiones", afirman Talwar y Lee.

De hecho, los niños mentirosos de tres y cuatro años en la escuela punitiva eran capaces de mentir como niños de seis y siete, según los describen otros estudios. "El resultado es sorprendente", comentan los autores, porque "estudios previos han demostrado consistentemente que los niños de ambientes punitivos tienden a sufrir retardos en su desarrollo cognitivo".

"Una posibilidad es que el ambiente punitivo haga que los alumnos se motiven más a encontrar estrategias de supervivencia", dice Lee. "Mentir parece una táctica adaptativa en tal situación".

"Este es un aviso para los padres que creen estar haciendo bien cuando castigan duramente a sus hijos por mentir. Está claro que el castigo corporal no sólo no reduce la tendencia a mentir, sino que en realidad mejora la capacidad de engaño".

Fuente: Síntesis Educativa
y Science Daily, EEUU.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Quiero tener tu presencia, quiero que estés a mi lado…







Cuando algunos medios tratan lo que llaman “violencia escolar” como un espectáculo no hacen más que confundir, quitar contexto y seriedad al problema de la violencia en la escuela, que es de lo que menos se ocupan. Muy eficaces para aumentar la temperatura de la intolerancia, una especie de concurso para ver quién de los lectores de la versión digital escupe lo peor de sí mismo. Prefiero intentar algunas explicaciones como ejercicio de comprensión de algo tan sensible a nuestra sociedad, que necesita mejores soluciones.

Presencia adulta

Cuando los adultos no logramos mostrar que se pueden resolver problemas a través del dialogo (por más confrontación o complicación que supongan) y nos espantamos de como los chicos y adolescentes suelen resolver algunas contiendas en el ámbito escolar, lo que estamos haciendo es "embarrar la cancha". Invocamos reglas de juego que como adultos no cumplimos. No hay mejor ejemplo que el padre que le dice a su hijo lo que tiene que hacer pero él no lo hace. Es necesario, hacernos presentes allí donde los niños o adolescentes nos están llamando. Un hacerse presente que va más allá de estar con el cuerpo, más precisamente se trata de poner el cuerpo y estar disponible. Infinidad de situaciones problemáticas que prefiero llamar violencias de baja intensidad son llamados de los más pequeños para que los adultos nos hagamos cargo y nos animemos a ayudarlos (nos) a convivir mejor, a poner palabra y dialogo, a poner límites, allí donde aparece la cargada, el insulto, o la agresión física. Quizás no sean llamados literales, porque a veces prefieren la ausencia del adulto, pero concederles este pedido sin mediaciones, es no hacerse cargo frente a ellos. La omisión de dichas situaciones por parte de los adultos suelen ser oportunidades perdidas para anticiparse, minimizar o evitar desenlaces que luego lamentamos. Sostengo que es imprescindible que los adultos seamos referentes para los más pequeños, estando allí y dándonos por aludidos, mediando entre ellos y con la cultura, ese es el lugar. Mirar para otro lado, enojarse y no actuar, quejarse sin sentirse parte, son todas variantes de la ausencia adulta. Y esa ausencia es territorio fértil para el vale todo que no es otra cosa que un vacio de normas o las que ponen los más pequeños entre sí, que son geniales para inventar juegos pero no para regular la convivencia en un aula o en la escuela. Nosotros, los adultos, tenemos que marcar la cancha para jugar, y desde esa posición también abrir el dialogo con nuestros alumnos y alumnas para comprender esas normas. Hay que dotar de sentido a las normas, porque muchas veces resulta más cómodo y simple un reglamento que se cocina entre dos o tres adultos, se escribe prolijo y se pega en la pared o se manda por nota, con la expectativa que aquello comenzará a ser cumplido apenas sea visto. Creencia condenada al fracaso que alimenta esa nostálgica certeza de que todo está perdido, de que estamos en la peor crisis. Y allí me asalta algo que siempre me hizo ruido, eso de que estamos en crisis, lo escucho desde que tengo uso de razón. Philippe Merieu, notable pedagogo francés me ayudo a entenderlo de otra forma. En una inolvidable conferencia decía que solo no se está en crisis cuando impera el autoritarismo, en los regímenes totalitarios que imponen una sola y única manera. Que en todo caso la crisis es el precio que deben pagar las democracias para asumir incertidumbres. Valioso aporte para pensar la construcción de la convivencia en las escuelas.[1]

Ser sujetos de las normas

Es que hay que partir de otro lugar, más incómodo y trabajoso quizás, también más lento, que involucre más personas y de todos los colores. Directivos, docentes, alumnos, no docentes y familias. Abrir la pregunta sobre la norma significa resistir al acostumbramiento a tener que cumplirla sin saber para qué ni cómo. Es resistir a la letra muerta, incluso nos permite mejorar las normas o cambiarlas por otras. En la medida que les ofrezcamos a nuestros alumnos un lugar de participación genuina y no simulada, que sean verdaderos sujetos de las normas y no meros objetos de ellas, es más probable que sean de la partida y no meros espectadores de una decisión que suelen vivir como ajena. Quizás desde estas coordenadas sea factible negociar algunas normas sin quebrar la necesaria asimetría entre adultos y alumnos, en las que los primeros tenemos la responsabilidad de protección y enseñanza que no son asuntos contrapuestos sino parte del mismo desafío. Cuando se transgreda la norma hay que cumplir con la sanción prevista, y aunque a nadie le gusta pasar por allí, no es lo mismo hacerse cargo de una norma con la que se estuvo involucrado que con aquella que siempre se miro desde afuera. Si nos animamos a este desafío, que no tiene nada de fácil y tampoco asegura resultados, es factible que muchos integrantes de la comunidad educativa, empezando por los alumnos, logren mayor pertenencia con la escuela, porque en la medida que la institución me tenga más en cuenta y me permita ser parte de ella con lo que llevo puesto y pienso, es probable que yo sienta que la institución ocupa más y mejor lugar dentro mío. Y entonces lo que allí suceda no me dará lo mismo.


Nota: El título de esta nota corresponde a “Quiero tener tu presencia” de Seguridad Social

- Gabriel Brener es Lic. Educación (UBA) y Especialista en Gestión y Conducción del Sistema Educativo (FLACSO). Capacitador y asesor de docentes y directivos de escuelas. Ex director de escuela secundaria. Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha” 2009 Ed. Miño y Dávila Bs As.
[1]Conferencia de P. Merieu en: http://www.me.gov.ar/curriform/publica/meirieu_final.pdf

miércoles, 19 de octubre de 2011

La violencia no es la respuesta



por Joaquín Rocha

La violencia es hoy en día uno de los grandes problemas que padecemos como parte del precio que tenemos que pagar por vivir en un contexto de modernización y tecnología en los albores del nuevo siglo. Ella, como arrastre del pasado, no es legada sin poder rechazarla.

Nos estamos acostumbrando y por ello, en ocasiones, perdemos nuestra capacidad de asombro y llegamos a confundir la realidad con la fantasía. Se trata de una forma de vincularse que cala hondo en los valores que marcan un estilo de vida y enferman cualquier proceso de sociabilización.

No sólo te la topas en las calles, sino también en el hogar y en las instituciones, como la escuela, que son cimiento fundamental de nuestra sociedad.

Las conductas violentas surgen en el seno de las relaciones tempranas dentro una familia violenta. Es el motor de vida necesario para sobrevivir, ya que en la cotidianidad el “actuar” ocupa el lugar del “dialogar”.

Estas relaciones intrafamiliares manifiestan la existencia de diferentes quiebres que devienen en crisis y, en muchos casos, constituyen la expresión estructural de los conflictos que surgen del entorno social. Una conciencia de déficit entre la familia y las demandas de la sociedad que la rodea originan comportamientos antisociales que recaen directamente en la formación de la personalidad del violento. Esto se debe a que la familia determina los procesos vinculares e interviene directamente sobre el fracaso de esa sociabilización, generando comportamientos agresivos a veces para sí mismo o casi siempre dirigidos hacia los demás.

"El núcleo familiar es el centro más pequeño de la sociedad, y gran parte de nuestras dificultades comienzan ahí, en la familia. Si los padres no disciplinan a sus hijos, estos se vuelven irrespetuosos, en menor o mayor medida. Pero si tienen una formación sólida con principios morales y éticos en donde el respeto a los demás sea el principio entre ellos, así actuarán en cada situación de su vida", aseguró a Infobae.com la licenciada Mariela Goldszmidt (MN 29900), integrante del equipo profesional del Instituto de Psicología Argentino.

Los hechos de violencia, ocurridos en el ámbito escolar, no pueden ser vistos sólo unicausalmente, sino que, al mismo tiempo, son el resultado de múltiples sucesos, también violentos, que se articulan y se potencian entre sí. Como manifestación de una alteración individual, como resultado de carencias familiares, como resultado de fallas en la socialización, como presiones económico-sociales del entorno. De ahí que el análisis del comportamiento violento requiera un trabajo inter y multidisciplinario que permita la explicación de las causas.

“Sin embargo, está claro que la raíz del problema y, consecuentemente, su solución pasa por algo demasiado evidente: el resquebrajamiento del respeto al principio de autoridad del docente, la evaporación de los límites entre alumno y maestro, y entre hijos y padres. Al fin, la pérdida de valores en un país cuya sociedad observó, entre otros casos paradigmáticos, como el poder premió a quien tomó una comisaría o a quien decide bloquear el funcionamiento de una empresa o, cosa de todos los días, interrumpir el derecho a la libre circulación… El viejo y tácito acuerdo de padres y educadores en procura de formar a niños y jóvenes parece cada día más lábil. El respeto a la autoridad se ha desdibujado casi por completo y quienes tienen la obligación de restablecerlo están paralizados por el miedo a ser tildados de autoritarios y, consecuentemente, ser sancionados por sus superiores o mal mirados por la sociedad” (fuente: Diario La Nación).

Desviar toda la responsabilidad hacia el gobierno de turno es el mejor pretexto que tenemos a mano para no vernos como individuos que formamos parte de una sociedad de la cual somos cocreadores y la más de las veces como cómplices por “pensamiento, obra u omisión” de violencias cotidianas; y hasta algunas socialmente aceptadas.

Los límites entre la familia y la escuela no suelen estar correctamente definidos, dado que la primera deposita en la segunda la impotencia que siente al no poder enseñar a sus hijos los hábitos necesarios para que se desarrollen como personas y ciudadanos de bien.

No se puede esperar que la escuela resuelva todos los problemas de la sociedad. El aprendizaje más efectivo se produce cuando docentes y padres trabajan juntos y coherentemente en un misma escala de valores.

“Nuevamente aparecen en los medios, escenas de violencia en las escuelas que nos interpelan a todos en general y a los docentes en particular. Estigmatizar a los jóvenes como violentos o circunscribir la violencia al ámbito escolar es para nosotros un reduccionismo porque consideramos que la violencia escolar no esta disociada de la violencia social… Tampoco perdamos de vista que el tema es complejo y tiene distintas dimensiones y el contexto social es muy importante. Por ello, debemos interrogarnos y preguntarnos si estamos construyendo una matriz socio cultural violenta en donde se ponderan valores que priorizan el Tener en lugar del Ser” (Lic. Marcelo Albornoz).

Otro aspecto que se debe tener en cuenta es que todas las sociedades, en menor o mayor grado, viven sacudidas por una violencia social; y esta no se aplica solamente a lo físico. Violación de los derechos humanos, desvalorización de la vida en general, insultos y maltratos, la presencia cotidiana de la muerte, del miedo, de la inseguridad. Todo ello crea un constante estado de angustia que cerrando el círculo provoca más violencia.

Alguien debe romperlo. Preguntémonos cada día qué hacemos para que la violencia sea la única respuesta posible.

Fuente: San Pablo

viernes, 23 de septiembre de 2011

¿A quiénes les importa la educación?


Por Mariano Narodowski

A vos, claro. A mí. Parece que a muchos. Muchísimos. Millones. Extraño. ¿O no? En todo caso la pregunta deberìa ser inversa: ¿Alguien admitiría que no le importa la educación? Nadie haría semejante cosa. Entonces la pregunta es: ¿Por qué si a todos nos importa, los problemas y los déficits subsisten e incluso aumentan? Y más todavía: ¿por qué esto ocurre si los dirigentes son los primeros en gritar a los cuatro vientos que a ellos le importa la educación?

Para intentar balbucear alguna contestación a estos cuestionamientos que me autoimpuse, preciso ir un poco más atrás en el tiempo y por encima en el razonamiento. Más que los 140 caracteres del Twitter. Perdón.

La educación es, obviamente, mucho más que escuelas, docentes, alumnos y conocimientos. Para nuestra cultura, la educación es uno de los pilares que sostienen el mundo moderno y su promesa de un horizonte de progreso y prosperidad para todos, Creemos que por la educación las sociedades se desarrollan y mejoran y sostenemos que la educación contribuye a resolver los problemas que más aquejan a las personas y a los pueblos. Más todavía, damos por sentado que la educación es aquello que nos permite superar las fronteras temporales del ser hombre o del ser mujer y nos convierte en seres humanos: en nuestro sentido común, la educación es lo que nos humaniza.

Estos ideales fueron formulados en la cultura occidental hace más de cuatrocientos años y fueron luego reafirmados con la Revolución Francesa. En América Latina, nuestras Revoluciones bicentenarias, también postularon a la educación como generadora de igualdad, libertad y fraternidad: San Martín, Bolívar y O´Higgins la pusieron en los primeros lugares de su acción política y de gobierno. Sin embargo, hubo que esperar hasta los finales del siglo XIX y principios del siglo XX para que la promesa de "educar al soberano" tuviera alguna posibilidad de pasar de las palabras a los hechos. Fue el Estado -por medio de la educación pública- el que garantizaría que los viejos ideales humanistas podrían realizarse y así generar el desarrollo de los individuos y de la sociedad.

El Estado –y el argentino de aquel entonces fue un ejemplo emblemático- poseía dos cualidades que le permitían gobernar la educación y promover la escolarización de grandes masas poblacionales. Por un lado, su legitimidad: nadie cuestionaba ni la obligatoriedad escolar ni el hecho de que los conocimientos impartidos y los métodos utilizados por los educadores debían ser definidos y controlados por el Estado. Para el caso de los educadores, la sociedad aceptaba y alentaba que el Estado fuese el encargado de formarlos, capacitarlos y excluir a los que no fueran aptos por motivos, físicos, psicológicos, ideológicos o religiosos. Por otro lado, además de su legitimidad, la capacidad financiera del Estado y su poder de brindar escuela gratuita, implicaba que muchos de los que jamás hubieran podido pagar la educación de sus hijos pasaban a tener en la educación pública un fenomenal instrumento de inclusión social, formación de ciudadanía y bienestar.

Este esquema sobrevivió con esa potencia hasta apenas mediados de la década del ´70 del siglo XX. En ese momento, se producen en el mundo occidental de entonces dos quiebres que hacen tambalear la capacidad estatal de educar. Primero, la legitimidad del Estado comienza a ser cuestionada y ya no es tan sencillo determinar qué y cómo se educa. Para colmo, aparecen nuevas formas de educación (pantallas y redes) que socavan aún más la idea de que el Estado iba a cumplir con su promesa igualadora ya que otras formas educativas empiezan a imponerse.

Pero por sobre el declive de la legitimidad estatal se produce también el de su capacidad financiadora. El modelo tradicional funcionó muy bien sólo cuando no eran tantos los que se educaban en escuelas: a medida que más personas se incorporan al sistema educativo, más problemas tiene el Estado para sostenerlo, generando así una paradoja tan perversa como difícil de quebrar: cuanto más cerca se está de cumplir con la promesa de educación para todos menos significativa y de menor calidad es la educación que reciben los sectores más postergados de la sociedad.

En el caso de la Argentina, la democracia surgida en 1983 no ha podido dar una respuesta satisfactoria a este problema que es padecido, aunque parece que con mejor suerte, por otros países latinoamericanos. No hemos construido acuerdos ni consensos para retomar el ímpetu anterior. No hay proyecto que nos encuentre debatiendo cuáles son las urgencias. Ni siquiera hay claridad respecto de cuáles son las prioridades para la asignación de los recursos públicos existentes. Hemos sancionado una ley en los 90 para derogarla en los 2000 y sancionar una nueva ley sin que nada significativo haya cambiado con relación a los problemas existentes, tal como lo demuestra la realidad dura del país. Y cuando las evaluaciones internacionales PISA nos muestran que las cosas están mal, miramos para otro lado y decimos: ¿Quién? ¿Yo?

Es también verdad que en muchos aspectos se ha avanzado. Si no explicitase esto, sería injusto con mucha gente que trabaja bien y dedica su vida a la educación Pero es también verdad que las demás sociedades avanzaron más en el mismo período, muchas veces con menos recursos y con una historia educacional mucho menos brillante.

El ejemplo uruguayo de incorporación de una computadora por alumno causa envidia. Pero no es solamente la inversión en lo tecnológico lo que se compara (la tecnología incorporada y el Plan Ceibal suele ser blanco de duras y tal vez acertadas críticas) sino el rol asumido por la dirigencia y por la sociedad civil . En Uruguay, fue el propio presidente Tabaré Vazquez quien se puso a la cabeza del proyecto, logró el apoyo de casi todo el arco opositor y de vastos sectores sociales y se demoró más de cuatro años en implementarlo en forma seria y bien organizada desde lo pedagógico, sin anteponer intereses electorales y retomando la senda de la legitimidad de la educación pública. Y sí, da envidia.

Pero sería simplista a partir de este ejemplo o de otros responsabilizar exclusivamente a la clase dirigente. Que la educación difícilmente sea un tema de agenda política o mediática (salvo cuando el techo de una escuela se cae, cuando las clases no empiezan o cuando un grupo de aolescentes sube a YouTube algún video provocador) también es nuestra responsabilidad, la de una sociedad a la que parece no importarle la educación, más allá de las declamaciones de ocasión..

Es cierto que a algunos –educadores, familias, ONGs y funcionarios- les (nos) interesa el futuro educativo argentino. Pero la ya alarmante ausencia de proyecto y de debate social no puede ser achacada solamente a políticos o sindicalistas docentes como usualmente ocurre: da la impresión que muchos actores sociales que deberían tener algo que decir se han refugiado en soluciones educativas individuales, creyendo -equivocadamente- que es posible salvar del naufragio a los hijos propios sin que se salven los hijos de todos.

Podría cerrar esta columna diciendo "Por eso, es necesario retomar con fuerza un debate pendiente y poner manos a la obra a partir de algunos, aunque sean pocos, consensos básicos de la sociedad. En el país todavía hay mucha gente que, a pesar de todo, educa con responsabilidad, seriedad y compromiso con la infancia y la juventud. Existen muchos educadores que, tal vez milagrosamente, demuestran que el potencial educativo no ha sido desperdiciado. La Argentina no puede seguir echando o echándose culpas y es tarea del conjunto volver a dignificar a la educación como proyecto de todos"

Temo que si hiciese eso contribuiría a la hipocresía general. Sería otra bella declaración de principios difícil de anclar en nuestra sociedad, en la práctica de todos los días.

Es que ese es el problema: los diagnósticos ya están y su reiteración aburre. Lo peor es la satisfacción que nos produce el regodearnos con el fracaso.

Mariano Narodowski
Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.


Fuente: Síntesis Educativa

Causas de la mala ortografía según análisis de expertos


Ante la extendida creencia de que el texting, Twitter y Facebook están destruyendo la escritura de los jóvenes, muchos expertos en Lengua aseguran que el problema de la mala ortografía tiene otro origen. Los especialistas consideran que no hay que demonizar los nuevos medios electrónicos, y llaman a buscar en las escuelas y en la enseñanza de la lengua las razones de los problemas ortográficos que arrastran los niños y los adolescentes.

Luis Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras y miembro de la Real Academia Española, asegura que no hay mediciones confiables sobre el impacto de los SMS, del chat o del tuit en la ortografía. No obstante, dice que "quienes corrigen los escritos en la escuela primaria y secundaria ratifican la percepción del serio deterioro".

El lingüista insistió en que los medios electrónicos no son los únicos responsables. "La escuela misma ha perdido mucho en su capacidad docente de la ortografía", precisó. En la secundaria se enseña lengua como una asignatura que se corrige (cuando se lo hace) en la hora de Lengua. La lengua es la vía de enseñanza de todas las asignaturas, por lo tanto "todos los docentes deberían enseñar lengua en el momento en que exponen o cuando corrigen las lecciones orales o escritas".

"Recordemos el proceso evolutivo de la corrección ortográfica argentina: se desterró el rojo, por sanguinario; se prefirió el verde ecológico, y ahora el blanco: ausencia de toda corrección. Los maestros no manejan métodos firmes de enseñanza y corrección de la ortografía. No se los han enseñado en los institutos. Un agujero más de su formación docente", dice Barcia.

Nelly Rueda, profesora de Lengua Castellana en la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), asegura que los chicos llegan cada vez peor. "Es difícil que entiendan la importancia de escribir correctamente", dice. Sin embargo, cree que la responsabilidad no es de las redes sociales sino de la falta de políticas educativas y lingüísticas concretas y coherentes.

"Los 160 espacios del celular o los 140 del tuit pueden ser buenos desafíos para la garrulería argentina y para el sabido ingenio nacional. Pero en nuestros muchachos y chicas ambos, en general, brillan por su ausencia, por falta de motivación y de cultivo. La decreciente práctica de la redacción en la escuela acentúa las limitaciones", plantea Barcia, e insiste en que no hay una "nueva lengua" ni un uso revolucionario de ella, sino que existen alteraciones de la ortografía, de la sintaxis, o pobreza léxica generadas por decisión intencional o por impericia en el manejo del idioma.

"Cada uno lleva su competencia lingüística al medio electrónico en que escribe. Yo me puedo permitir cualquier alteración (suprimir mayúsculas, acentos, abreviar, no puntuar) porque cuando quiero escribir de otra manera lo hago con corrección", dice Barcia. Y concluye: "El muchacho que no maneja el sistema con probidad acentúa sus defectos en su expresión electrónica, y luego los traslada al escrito formal en clase. Eso es lo grave".

Fuente: La Voz del Interior, Argentina

lunes, 29 de agosto de 2011

Las neurociencias y el aprendizaje


En un artículo de la Academic Medicine, el doctor Michael J. Friedlander, director ejecutivo del Virginia Tech Carilion Research Institute ofrece un decálogo de recomendaciones para enseñar eficazmente, basado en 50 años de investigación sobre la cognición, el aprendizaje y la memoria, y el estudio de las estrategias que los mamíferos emplean para adquirir, almacenar y recuperar la información.

Además de las técnicas moleculares y celulares para describir los cambios que subyacen en el hardware del cerebro durante al aprendizaje y la formación de los recuerdos, han habido progresos en los estudios de alto nivel sobre la cognición, incluídos el aprendizaje y la memoria. Los científicos han aplicado al cerebro vivo la Resonancia Mágnética Funcional con modelamiento computado para revelar las estrategias utilizadas y los procesos biológicos subyacentes.

La investigación muestra cómo el aprendizaje conduce a cambios funcionales y estructurales en las redes celulares, incluyendo los puntos de comunicación química o sinapsis entre neuronas, en una variedad de sitios del sistema nervioso central.

"Uno de los más excitantes avances es la demostración de que hay crecimiento, retracción y modificación en la conectividad de las neuronas", dice Friedlander. "También hemos visto que el cerebro maduro puede generar nuevas neuronas, aunque esta investigación es tan novedosa que las implicancias funcionales y su potencial todavía deben determinarse".

La mejor enseñanza es la que identifica y asigna distintos niveles de importancia a los componentes biológicos del aprendizaje. En función de ésto, el artículo ofrece 10 claves para generar una la enseñanza eficaz.

1.Repetición: a través de ella los procesos neuronales se vuelven más eficientes, requieren menos energía y liberan caminos para más procesamiento cognitivo adicional. Favorecen la retención y la profundidad de la comprensión. No obstante, las repeticiones deben ser espaciadas apropiadamente.

2.Recompensas y refuerzo: son componentes esenciales del aprendizaje en cualquier etapa de la vida. "El sistema intrínseco de recompensa del cerebro -la autosatisfacción que trae el éxito- juega un rol fundamental en el refuerzo de los comportamientos aprendidos", dice Friedlander. "Un factor importante es el descubrimiento de que alcanzar un objetivo inmediato, o dar un paso hacia un logro futuro, pueden ser igualmente satisfactorios".

3.Visualización: la visualización y el ensayo mental son procesos biológicos reales asociados con los circuitos sensoriales, motores, ejecutivos y decisorios en el cerebro. La actividad generada internamente en el cerebro a través de pensamientos, visualizaciones, recuerdos y emociones debería contribuir al proceso de aprendizaje.

4.Compromiso activo: hay considerables evidencias neurobiológicas para sostener que los cambios funcionales en el cableado neuronal asociado al aprendizaje ocurren mejor cuando el aprendiz está activamente comprometido.

5.Estrés: aunque las consecuencias del estrés son generalmente indeseables, hay evidencia de que las señales moleculares asociadas con el estrés estimulan la actividad sináptica involucrada en la formación de los recuerdos. No obstante, altos niveles de estrés pueden tener efectos indeseables.

6.Fatiga: La actividad neuronal durante el sueño refuerza los eventos vividos durante el día. Es importante disponer de un buen descanso entre sesiones intensas de aprendizaje, para consolidarlo.

7.Multitarea: usualmente considerada una distracción para el aprendizaje, no lo es si todas las tareas que se encaran simultáneamente son relevantes al material que se quiere enseñar.

8.Estilos individuales de aprendizaje: las respuestas neuronales de diferentes individuos varían, y esto da argumentos a la idea de adoptar diferentes modos de enseñanza para acomodarse a la variedad de aprendices.

9.Involucramiento activo: hacer es aprender, y el éxito en lo que se hace y se aprende construye confianza en uno mismo.

10.Volver sobre la información y los conceptos usando multimedia: atender a la misma información mediante procesos sensoriales diferentes, tales como ver y oír, refuerza el proceso de aprendizaje, involucrando potencialmente a más hardware neuronal en el procesamiento y el almacenamiento de la información.

Si bien el artículo está destinado a estudiantes de Medicina por su enfoque neurobiológico, las conclusiones pueden extenderse a todas las ramas de la enseñanza.

Fuente: Science Daily

Ref: Michael J. Friedlander et al. What Can Medical Education Learn From the Neurobiology of Learning? Academic Medicine, Vol. 86, No. 4 / April 2011

jueves, 18 de agosto de 2011

Polémica por un proyecto para repartir preservativos en la escuela primaria


La iniciativa, de la diputada de Encuentro Popular para la Victoria María José Lubertino, propone distribuir preservativos a partir de sexto grado en los establecimientos educativos porteños como forma de educación sexual.

Las legisladoras porteñas María José Lubertino (Encuentro Popular para la Victoria), María Elena Naddeo (Diálogo por Buenos Aires) y Laura García Tuñón (Movimiento Proyecto Sur) presentaron un proyecto que propone distribuir preservativos en las escuelas de la Ciudad a partir de sexto grado.

La iniciativa, denominada de "Accesibilidad de los Preservativos en el Ambito Escolar", se fundamenta en que los niños tengan “una adecuada educación sexual”, según explicó Lubertino, y será difundida este viernes a las 17 en la escuela Técnica 5 "María de Los Remedios Escalada de San Martín", situada en Alberdi 1845, con la presencia de expertos en el tema y también de alumnos.

La diputada explicó que tanto las familias como la escuela son responsables de la educación sexual del niño, y fundamentó el proyecto alegando que “la mayoría de los chicos donde más concurren es a la escuela”.

En sus argumentos, Lubertino señala que el mismo "fue concebido como un medio útil para que se incentiven y provean herramientas -útiles, información y acceso a métodos anticonceptivos en los establecimientos educativos- para prevenir la transmisión de enfermedades, permitir el control responsable de la natalidad, y defender los derechos sexuales y reproductivos".

En este sentido, opinó que los anticonceptivos y preservativos deberían estar disponibles para todos y en todos lados para lograr una “adecuada educación sexual”, y puntualizó que, en el caso de los colegios, los pondría en las aulas o en los baños, donde serían entregados junto a información sobre prevención de embarazo y enfermedades de transmisión sexual

Además, Lubertino señaló que “los chicos probablemente hablen más con las maestras que con las mamás” sobre este tema.

"Nuestra principal preocupación es que no se está cumpliendo con la Ley de Educación Sexual en las escuelas y es justamente la educación una de las maneras de prevenir los embarazos adolescentes y los abortos", precisó la legisladora.

También agregó que su planteo "responde a la urgencia y necesidad de promover políticas públicas tendientes a generar hábitos y prácticas responsables entre los jóvenes, acentuando la prevención y permitiéndoles un acceso inmediato" a los preservativos.

Cabe destacar que Lubertino trabaja en el tema de la prevención de VIH y también brinda talleres de educación sexual. La diputada también había presentado con anterioridad un proyecto para la distribución de preservativos en los boliches porteños.

Comentario sobre esta medida:

¿Es una buena medida repartir preservativos en la escuela a partir del sexto grado como lo proponen las legisladoras?

Estamos hablando de niñas y niños de infantes que muy bien pueden haber llegado a la pubertad pero que están en el inicio de un cambio físico que no necesariamente va acompañado de una maduración psíquica y mental.

La edad de los niños y niñas que asisten a un sexto grado es de once años, edad que tiene -como cada etapa de la vida - características, intereses, objetivos diversos que no tienen por qué relacionarse necesariamente con el hecho de que vayan a iniciar relaciones sexuales.

El rol de la familia en esta etapa es clave porque es un momento en que, amparándose en la Ley de Educación Sexual, el estado se entromete en la vida privada de cada familia y pretende hacer con sus hijos lo que supuestamente no hacen los padres, ésto es, cuidarlos, orientarlos, educarlos, acompañarlos en su crecimiento y maduración integral.

Repartir preservativos no es y nunca será una solución pero sí es la más fácil y también la que justifica el gasto de partidas presupuestarias que podrían destinarse a otros ámbitos. En pos de evitarles el contagio de enfermedades de transmisión sexual, se les proveen soluciones que pueden ser interpretadas como mágicas, del tipo: "protegidos con ésto podemos hacer cualquier cosa" sin advertir que como todo en la vida, se necesita estar suficientemente maduro y adquirir una cierta responsabilidad para ejercer una vida sexual activa. Los niños y niñas de once años están en la edad de ocuparse de sus estudios, de practicar algún deporte, de desarrollar sus capacidades artísticas, a todo ello debería dedicarse la escuela, como así también de tratar que no se acerquen a la droga, el alcohol y a las diversiones dañinas.

Los preservativos no son la panacea universal, pueden romperse, pincharse, estar vencidos y provocar lo contrario de lo que se quiere evitar.

Una buena y efectiva educación sexual pasa, a mi entender, por respetar los tiempos de crecimiento, conversar con nuestros hijos para que comprendan que tienen toda una vida por delante antes de embarcarse en relaciones sexuales como diversión y placer únicamente. Que tienen la posibilidad de comenzar una relación más adelante, con alguien a quien amen y no para establecer una especie de maratón para ver quién lo hace primero y con más compañeros sexuales.

La vida sexual es una dimensión muy delicada y hermosa que no debe relegarse pero tampoco debe apresurarse, repito, la solución más fácil nunca es la más acertada, aprender a esperar también forma parte de la educación integral. Y el argumento tan remanido de que los pobres no tienen la posibilidad de una familia que los acompañe y el estado tiene que suplir su rol puede ser que así sea pero no por éso debe aplicarse una medida de tal magnitud masivamente porque podría hacer más mal que bien.

María Inés Maceratesi



Los docentes argentinos preocupados por la violencia

El relevamiento, realizado por la Unión de Docentes Argentinos, indica que el 40% de los maestros teme por su integridad Siete de cada diez docentes están preocupados por el incremento de la violencia escolar y al menos la mitad de ellos se sienten desprotegidos frente a esta situación, reveló una encuesta gremial, mientras que ayer se conoció otro caso de agresión entre alumnos en el Gran Buenos Aires.



Desde la Unión Docentes Argentinos se indicó que el aumento de los casos de violencia escolar es “alarmante”

El estudio, realizado por la Unión Docentes Argentinos (UDA), revela además que casi cuatro de cada diez maestros temen por su propia integridad física, dado que se desempeñan en escuelas de zonas consideras riesgosas.

Entretanto, ayer trascendió otro caso grave de violencia escolar, esta vez en el partido bonaerense de Morón, donde un adolescente fue herido en el pecho con un corte de cúter efectuado por un compañero de la escuela secundaria a la que ambos asisten, en la localidad de Castelar (ver aparte)

Aumento alarmante de casos

El secretario general de la Unión Docentes Argentinos, Sergio Romero, dijo que el aumento de los casos de violencia escolar es "alarmante".

Advirtió, en la misma línea, que "es imperativo instrumentar mecanismos que apunten a generar un marco de acompañamiento y contención tanto al docente, como a los alumnos y los padres, que permitan revalorizar el rol de la escuela".

"Debemos mantener y reforzar las instituciones para poder convivir dentro de una sociedad que expresa más violencia en sus distintas formas, lo cual se encuentra agravado por el consumo de drogas cada vez mayor registrado en adolescentes e incluso niños", sostuvo el sindicalista.

Agregó que "muchos docentes vienen a nosotros en busca de ayuda y asesoramiento para saber cómo afrontar este tipo de situaciones que exceden a la tarea del educador".

"La mayoría de los problemas psicológicos y de estrés que se presentan, los cuales muchas veces derivan en pedidos de licencia, tienen que ver con casos de violencia que vive el docente en el aula", comentó.

Y enumeró: "alumnos que maltratan al docente, que lo desafían, lo insultan, desconocen su autoridad y también casos de agresiones entre chicos que van desde lo físico a la humillación verbal y la burla".

"Si bien desde nuestra entidad intentamos brindarles la mayor cantidad de herramientas, creemos que al no existir legislación que explícitamente proteja a los docentes y a los alumnos de los casos de violencia en la escuela, no se toma verdadera conciencia del problema", afirmó Romero.

Concluyó: "Desde nuestro sindicato nos encontramos trabajando en un proyecto de ley nacional centrado principalmente en esta cuestión, para poder expulsar definitivamente la violencia de las escuelas".

Otro informe

Los resultados del relevamiento se dieron a conocer un día después de que se difundiera un informe de la Unesco, también relacionado con la violencia escolar, elaborado en 16 países latinoamericanos, incluida la Argentina, que indicaba que la mitad de los alumnos de 6º grado sufre acoso escolar.

Según ese trabajo, el problema dijo padecerlo el 51,1% de los chicos consultados, quienes incluían entre las formas de acoso sufridas al robo, el insulto, la amenaza o los golpes por parte de sus compañeros de escuela.

El informe, que fue realizado entre los años 2005 y 2009, destaca a su vez que los chicos que padecen el acoso ven resentido su rendimiento escolar, sobre todo en lengua y matemática.

Fuente: Diario El Día

jueves, 28 de julio de 2011

Inquietud docente por la violencia escolar

El 70% de los docentes está preocupado por los casos de violencia que se producen en el ámbito escolar y el 48% confirmó haberse sentido desprotegido ante alguna situación de violencia dentro del aula. Además, un 36% de los docentes afirmó temer por su integridad física. La mayoría de esos maestros imparte clases en zonas consideradas riesgosas.

Estas son las principales conclusiones de una encuesta realizada en todo el país a 2000 maestros afiliados a la Unión de Docentes Argentinos (UDA, sindicato adherido a la CGT y a la Federación de Trabajadores de la Educación).

El secretario general del gremio, Sergio Romero, consideró las cifras "alarmantes" y señaló que "es imperativo instrumentar mecanismos que apunten a generar un marco de acompañamiento y contención tanto al docente como a los alumnos y padres, que permitan revalorizar el rol de la escuela". Además, subrayó la necesidad de fortalecer las instituciones ante una sociedad cada vez más violenta, lo que "se encuentra agravado por el consumo de drogas cada vez mayor registrado en adolescentes e incluso niños".

"Muchos docentes vienen a nosotros en busca de ayuda y asesoramiento, para saber cómo afrontar este tipo de situaciones que exceden la tarea del educador. La mayoría de los problemas psicológicos y de estrés que se presentan (que muchas veces terminan en pedidos de licencia) tienen que ver con casos de violencia que vive el docente en el aula: alumnos que maltratan al docente, que lo desafían, lo insultan, desconocen su autoridad y también casos de agresiones entre chicos que van desde lo físico hasta la humillación verbal y la burla", agregó el dirigente.

"Creemos que al no existir legislación que explícitamente proteja a los docentes y a los alumnos de los casos de violencia en la escuela, no se toma verdadera conciencia del problema", detalló Romero, quien además anunció que el sindicato trabaja en un proyecto de ley nacional para tal fin.

Fuente: La Nación

miércoles, 13 de julio de 2011

La Crisis Del Lenguaje


NR:Este artículo es una síntesis de una entrevista realizada en un programa radial, al profesor doctor Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras y Miembro Correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua e Investigador Principal del CONICET.

La lengua es un factor fundamental en tres ámbitos, como la comunicación, la educación y la negociación. Los gobiernos deberían tomar conciencia de la importancia de la lengua y de su manejo en los medios masivos de comunicación, así como también mejorar las políticas de enseñanza.

El español es una lengua cuya relevancia va en aumento en el mundo. y tenemos que preocuparnos para que, manteniendo las diferencias regionales y dialectales, la lengua sea cada vez más unitaria, más rica, más matizada y disminuya ese empobrecimiento que se está dando en los medios. También la vulgaridad debe desaparecer porque va en detrimento de lo que son las relaciones y la comunicación humana. Este empobrecimiento es algo muy grave ya que afecta la libertad de expresión. Un joven que tiene dificultades para expresarse en su lengua, no puede ejercer plenamente el derecho a la libre expresión.

La vulgaridad se descalifica por sí misma.

Cuando se escucha hablar a una persona de manera soez, torpe, limitada, con groserías, se descalifica sola.

En la facultad de comunicación de Bs.As. hay una estadística realizada que dio por resultado que hace 10 años un alumno que ingresaba tenía un dominio de unos 1300 vocablos en su lengua oral activa, y hoy está en los 500. Esta pérdida se debe a un empobrecimiento gradual por muchísimas razones: la escuela, la falta de lectura, el modelo de los medios orales y una serie de elementos más.

Pero lo que es grave es que un chico "discapacitado verbal", va a ser en el futuro un mal habitante de una democracia. Porque en la democracia se exalta el derecho a la palabra a poder expresarse con libertad y el que es cautivo de la limitación no es libre. De modo que estamos generando en estos momentos, cautivos, limitados, disminuidos verbales que no van a poder hacer ejercicio de su capacidad de libertad de expresión, y como se sabe: lo que no sale por la boca en el diálogo, en la discusión y aún en la protesta, sale por la mano: en el cachetazo, en la pedrada, en el destrozo.

Hacerse oír, es una forma de catarsis que atenúa la violencia potencial que puede tener una persona. Pero si esa persona está discapacitada para expresarse tal vez no tiene otra salida que la violencia de empujar, de golpear, de cortar una calle, lo cual va en detrimento de la cultura de la tolerancia y el diálogo.

El diálogo es inexistente en la escuela, salvo en el jardín de Infantes ya que, a medida que avanza la educación, lamentablemente, el diálogo va muriendo. En la Universidad se nota aún más ya que un docente. frente a 300 alumnos, es imposible que dialogue. Desgraciadamente se han suprimido los exámenes orales que eran una pulsación importante del rendimiento de la persona, y además obligaba al alumno a exponerse a decir lo que piensa. Estamos en una reducción de la oralidad gravísima, y en esto radica la mayor atención que hay que poner en el futuro, porque el 90% de las tareas que los seres humanos desarrollamos durante el día es oral. Hay menos de un 10% que es escrito, y el resto es de lenguaje gestual.

La radio, que es un magnífico medio de comunicación oral, con el tiempo va a tener interlocutores absolutamente torpes y limitados que le van a contestar todas las veces que se les pregunte algo "…y … nada…" con lo cual se cierra el diálogo, ". En la medida en que el chico no avance en un conocimiento de los matices del idioma, lo va sintetizando. y va quedándose con expresiones muy elementales para su comunicación. La escuela que ha ido decayendo gradualmente en la enseñanza de la lengua: ha constituido la lengua en una materia de enseñanza en vez de ser el ligamento de todas las materias. Uno aprende química, física, matemática, con lengua. Entonces, la lengua vale de por sí, pero también vale como elemento conjuntivo de toda la cultura. Al convertir esto en ‘3 horas de lengua’ están errando seriamente porque la lengua es el instrumento de enseñanza de todas las materias. Y que en una materia no secorrija la pobreza del vocabulario o la sintaxis porque no es lo específico, es una aberración.

Toda generación juvenil, quiere distinguirse de la generación anterior, entonces tiene que combatir a los académicos, a los profesores. El chico tiene que diferenciarse y marcar un terreno propio, y eso está bien porque es una búsqueda de identidad diferenciada de los adultos, especialmente de los padres.

El maestro hoy día tiene varias limitaciones: no maneja el sistema de la lengua, no maneja el comentario de texto, que es el elemento donde uno le hace llegar a la realidad al alumno, reflexionar sobre realidades similares a las de él. El comentario de texto es el elemento primordial para acercar al alumno riqueza de lenguaje, comprensión de la lengua y comprensión de la vida. Tampoco tienen mucha idea de los métodos de lectoescritura. Sin embargo pueden egresar de la universidad con todas estas limitaciones y luego ir a los Institutos de formación de docentes a dar clases de lengua, literatura y didáctica de la lengua y la literatura. Si el maestro egresa de esos institutos y no conoce esta realidad, luego no acierta en cómo tiene que enseñar al alumno a leer y escribir. El niño sale de un tercer grado sin saber leer y escribir correctamente, y sigue y egresa de un quinto años sin tener lectura comprensiva.

¿Qué pasa con egresados secundarios en esas condiciones? Van a hacer colas para obtener un empleo, lo hacen llenar un formulario y no entienden las consignas. Pierde el empleo. ¿quién es el responsable? Lo primero que dicen: Somos todos. ¡No! ¡Paremos! Yo trabajo en lo mío, me esfuerzo por mejorar, tengo propuestas. Las responsables son las autoridades del gobierno que han manejado la educación argentina. Esto de querer hacer a todos responsables de todo, es de una ideología que nos quiere hacer a todos responsables, en definitiva, para que no haya responsables. Es una justificación política.

El mismo caso anterior: en lugar de llenar un formulario, tiene que concretar una entrevista. Este joven no puede hacer la entrevista porque no sabe articular tres palabras seguidas, no sabe presentarse. Y esto tiene que ser un ejercicio que se haga en la escuela: el profesor puede dar el ejemplo: en un determinado tiempo, cada uno tiene que presentarse ocupando todo ese tiempo: "yo soy Juan, tengo 17 años, estudio tal cosa, me gusta el deporte, salgo a caminar, hago tortas fritas, soy especialista en jugar al dominó…" Seguro que los primeros en hacer el ejercicio no saben cómo llenar el tiempo, a los 3 o 4 ya le van tomando la mano. Bueno este es solo un ejemplo. Hay que enseñarles a los chicos a hablar.

En cuanto al segundo punto que habíamos planteado: si hay alguna conspiración acerca de empobrecer el lenguaje de la gente. En gran parte esto depende de lo teorético de nuestros ministros, que no tienen experiencia de aula ni conocen la realidad pedagógica del país. Esto los lleva a una simplificación ridícula de distorsiones y a no saber qué hay que hacer en la formación de los maestros. Es decir, en gran medida esto es consecuencia de la ignorancia de los ministros. Yo le pregunto al ministro Tedesco cuánto hace que no está frente a alumnos pulsando la realidad…

Respecto a lo conspirativo: hay una teoría que tiene sus puntos de aceptabilidad que dice que inclusive desde la UNESCO hay una conspiración para un empobrecimiento gradual de los pueblos de menos desarrollo para que tengan sometimiento a los pueblos con poder. Es posible que la estupidización de la gente venga a dar beneficio a los que tienen poder político. Pensamos con palabras, matizamos con palabras. El empobrecimiento del lenguaje lleva a empobrecer el pensamiento. Si no puede pensar, es sujeto de explotación por parte de un gobierno despótico. De modo que esto estaría dentro de un sistema planificado de idiotización del pueblo para manejarlo. Por eso, mi clamor es: SI USTEDES NO ESTÁN EN LA CONSPIRACIÓN, DEJEN DE SER IDIOTAS, y pónganse a revisar la situación.

Con el tema de poco conocimiento de parte de los docentes de, con esa disminución de capacidad de comunicación electrónica, el docente no puede competir con los chicos en esto. Y se produce una brecha generacional seria. Los idiotas le dicen "la brecha generacional se va a solucionar con el tiempo, porque los chicos de la generación digital de ahora, mañana serán los maestros de pasado mañana".

Lo que ocurre que para esto tenemos que esperar diez años, y no podemos perder todo ese tiempo y las generaciones que pasan por él. Lo que urge es que la escuela asuma la enseñanza de los códigos y de todos los lenguajes mediáticos para ponerles el pie encima y enseñorearse de ellos, es decir, no echemos incienso con reverencia a las máquinas, sino entendamos que las máquinas son siervas nuestras. Entonces por ejemplo, le digo a los alumnos. Enciendan todos el celular. En 5 minutos tienen que definir en la menor cantidad de palabras posibles con palabras completas, la función de la raíz de un vegetal. Allí, todos los alumnos de "la generación del pulgar trabajando", y a partir de allí pone en funcionamiento en el pizarrón lo que han generado los alumnos en los celulares. Allí el docente logra que se esfuercen en escribir palabras completas, que expresen una definición, es decir, está metiendo el celular debajo de la pata.

Así como eso, ¿cómo enseña la carta? Tiene que enseñarla con correo electrónico. Pero claro, para eso es necesario que el maestro maneje todos esos recursos
Los padres creen que sus hijos son inteligentes porque saben manejar los aparatos. Mentira: lo que tienen es habilidad técnica y puede manejar con destreza el teclado y lo demás. Pero no confundamos "aserrín" con "pan rallado" porque sale mal la milanesa. Hablando etimológicamente, es inteligente el que lee adentro "intelectum" significa el que lee adentro de la realidad, el que comprende el sentido de las cosas

Yo tengo el lema de que "NI EL LLANTO NI LA PUTEADA CAMBIAN LA REALIDAD. SOLO LA MANO OPERATIVA A LA LUZ DE UN PROYECTO EFECTIVO, LA MODIFICA". En función de esto, publicamos con Ed.Santillana un libro que se llama "NO SEAMOS INGENUOS. MANUAL PARA LA LECTURA INTELIGENTE DE LOS MEDIOS". No seamos ingenuos creyendo que lo que nos emiten la radio, la televisión, la publicidad, el cine, es la realidad. Son representaciones de la realidad.

Este manual está destinado a padres y maestros para que sepan cuáles son los recursos que los distintos lenguajes mediáticos utilizan (hay un capítulo para cada lenguaje mediático, escrito por un especialista joven con mucha experiencia de aula), para que padres y maestros sepan que no pueden condenar abiertamente las cosas sin conocerlas y adviertan los riesgos que hay en este tipo de cosas.

Es también un campo interesante, que faltó en ese libro, el de los jueguitos electrónicos. Es este un campo que está entre la lectura y la televisión. Para el chico, la televisión es pasiva. La lectura es activa. El jueguito electrónico es una conjunción: recibe pero a su vez actúa.

Los padres y educadores deben tener argumento frente a los hijos y educandos para decirles por qué hay que tener cuidado con esto, y no decirle solamente no porque no. Eso niega todo. Según Maturana,."Los seres humanos somos seres ‘lenguajeantes’ Somos en nuestros decires y también en nuestros callares". Creo que es indispensable el amor en nuestros actos comunicativos, en nuestros intercambios de ideas. La escucha amorosa y la afirmación amorosa que se comparten fraternalmente al conversar. Conversar, converger, es girar juntos sobre un mismo tema.

En esta expresión de Maturana se está resaltando no solo la importancia de la palabra sino la del silencio. Hemos matado el silencio hasta en lo litúrgico. Antes era excesivo, ahora es excesiva la comunicación en cantos y demás. Y el silencio es necesario. Es necesaria la reflexión, la meditación. Los chicos también lo necesitan en la escuela. Hay que serenarlos, quitarlos de los ruidos y del avasallamiento visual para que pueda sumergirse un poquito en sí mismo. El que es dueño de la palabra también es dueño del silencio.

El político no suele ser dueño del silencio, y eso es nocivo contra la misma palabra. De alguna manera es cierto que el hombre es un ser hecho de palabra. Pero en esto de la escucha atenta: fijémonos: yo la escucho a usted por la oreja, que se llama "aurícula", pero el corazón tiene dos espacios que se llaman "Ventrículo= vientrecito", y "aurícula= orejita", de modo que uno tiene que tener una disposición del corazón para poder escuchar con atención a otro. Y en el vértigo en que estamos nadie da tiempo al otro para que hable, nadie se escucha. La enseñanza del diálogo: "dia=a través de, "logos"=palabra", no se está dando, porque el diálogo hay que aprender a hacerlo.

Ha desaparecido el diálogo en la mesa familiar. Cuando yo era chico, el diálogo se aprendía oyendo hablar a los mayores, viendo cuándo era el momento oportuno para intervenir nosotros. Todo esto ha desaparecido. La serie de valores que están en el manejo de la palabra –porque la palabra es sede de muchísimos valores, es la sede inclusive de la esencia del hombre y por eso teológicamente el Verbo es Palabra-. Lo que tenemos nosotros en esa dimensión no lo tenemos en cuenta, y hacemos de la palabra una trivialidad.


Creo que un mensaje para los chicos y jóvenes que puedan estar escuchando es que ellos tienen que entender que el poder que tiene en la vida futura del hombre la lengua es tremendo para bien o para mal (como bien lo expresa ese trozo de la carta del apóstol Santiago). Y porque la escuela no lo está haciendo, y porque los medios no ayudan, tienen que encargarse ellos mismos de hacer un proyecto de mejorar su lenguaje. Hay que leer y releer. La relectura permite encontrar lo que se dejó de lado en la primera lectura, y a medida que se avanza en el texto es bueno ir registrando palabras, buscarlas en el diccionario, ver qué sentido tienen. La única manera de crecer en el lenguaje y de esta manera poder pensar con mayor cantidad de palabras y con mayor flexibilidad, es aumentar el léxico. Y esto se logra leyendo buenos libros, y conversando con personas adecuadas, que saben llevar la conversación y que no imponen la palabra sino que estimulan a que el otro se exprese. El que en medio de una reunión se para con una palabra precisa, domina la reunión.

La presentación en sociedad, la presentación en una empresa, todo depende de la palabra. A los chicos hay que estimularlos a que no se queden aplastados repitiendo siempre lo mismo. Tienen que tratar de enriquecerse por sí mismos ya que el sistema no los está ayudando. Si usted tiene caridad, amor por sí mismo, ocúpese de usted, trabaje sobre usted, que es la mejor materia que tiene.

jueves, 9 de junio de 2011

Algunas reflexiones sobre la revista “Educación sexual integral"


A continuación se transcriben textualmente las reflexiones difundidas por el Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Universidad Católica Argentina acerca de la Revista editada por el Ministerio de Educación de la Nación. Leer nota completa

viernes, 13 de mayo de 2011

Violencia y discriminación en la escuela




De tal palo, tal astilla: violencia y discriminación en la escuela
Datos preocupantes
por Ivana Fischer
Periodista


Lamentablemente, para muchos, la agresión “es la única respuesta”. Hoy se está proyectando, en las instituciones educativas argentinas, lo que ocurre aulas afuera. “La escuela no es ajena a la realidad del país: es una caja de resonancia que absorbe las tensiones y los conflictos exteriores”, reconoce la especialista en Educación de UNICEF Argentina, Elena Duro.

Burlas, maltratos y hostigamientos son más frecuentes en escuelas privadas; en los establecimientos públicos, se observan más peleas. Estos datos alarmantes, se los mire por donde se los mire, surgen de una investigación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

Si bien la investigación abarcó sólo a escuelas públicas y privadas de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, esta realidad se puede vislumbrar también en el interior de nuestro país, aunque quizá no con la misma magnitud.


La violencia verbal es diaria. “Los chicos naturalizan los insultos como forma de comunicación, al igual que los comentarios discriminatorios, ya sea por color de piel, por religión, por ser inmigrante (chinos, bolivianos, paraguayos), por referencias musicales o de vestimenta, lo cual genera rivalidades que, muchas veces, terminan en disputas resueltas mediante la agresión física”, indican.

Además, en el relevamiento, se enfatiza en que “las problemáticas vinculadas a conflictos entre alumnos como burlas, maltrato, hostigamiento, discriminación, humillaciones, padecimiento de actitudes crueles resultan más frecuentes en los alumnos de nivel económico social alto”.

¿Qué modelos de vida les estamos dando a nuestros hijos? ¿Qué tipo de personas queremos formar? ¿Está, en nuestros planes, educarlos para que sean hombres y mujeres de bien, o, con nuestras conductas y ejemplos, sólo logramos fomentar en ellos la segmentación?

Nuestros comportamientos inadecuados y negativos (repulsivos, agresivos, coercitivos, autoritarios...) no sólo son observados por nuestros hijos, sino también aprendidos. Lo mismo ocurre con nuestras conductas adecuadas y positivas.

El niño observa nuestra manera de responder a las diferentes situaciones, nuestra manera de comunicarnos, nuestras prioridades, nuestros valores, nuestras actitudes... así como las consecuencias de todo ello, y van aprendiendo comportamientos, a responder de determinadas formas ante determinados estímulos. Así, por ejemplo, si el niño observa cómo su padre consigue sus objetivos gritando a los demás, es muy probable que, cuando quiera conseguir algo, lo pida a gritos y, si tiene éxito, volverá a repetir su conducta, fortaleciéndola cada vez más...

Es común que docentes se quejen de que, dentro de las instituciones educativas, se sienten “atrapados” en medio del fuego cruzado de la violencia verbal y no verbal, del triunfo del espectáculo y el griterío sobre el esfuerzo y el estudio. Algunos lo contextualizan: "Los alumnos son tan ingobernables como los hijos. Los problemas de disciplina que se suscitan en la escuela son los mismos que ocurren en las casas", e incluso padres coinciden con profesores y maestros: "los alumnos hacen lo que quieren en casa".

Los docentes comentan que “se acostumbran” al maltrato psicológico porque “la violencia verbal prolifera en las aulas”. Los alumnos la consideran un modo de relación normal. No la ven como lo que es: una agresión.


“Si no levantás las notas, te mando a una escuela pública. Vas a terminar barriendo calles”. Esta aseveración de un progenitor a su hijo adolescente duele, pero es una “amenaza bastante común” entre los que “deciden” enviar a sus hijos a una “privada”.

Aquí también hay que hacer una salvedad, ya que la mayoría de las escuelas privadas reciben subsidios estatales, sea a través de exenciones de impuestos para las instituciones educacionales sin fines de lucro, becas, subsidios directos y capacitación o actualización de habilidades para maestros.


Vemos que la brecha social se acrecienta, y no solo en la escolaridad. Gran culpa de esto la tienen los gobiernos, por la histórica falta de presupuesto destinado a la educación, el desgaste de la escuela pública, para, así, acometer una reforma privatizadora; por otro lado, hay que responsabilizar al conjunto de administraciones que no ha sabido o no ha querido transmitir a la sociedad un modelo claro de escuela pública.


Los padres deben involucrarse en la educación de sus hijos, dentro y fuera del aula, y no solo para que aprenda matemáticas, geografía, idiomas, historia, ciencias…, sino también para que aprenda ética y valores, particularmente que forme un juicio, de modo que él mismo pueda crear sus propios valores en un contexto social-constructivo y utilitario. Dejarle esto al gobierno implica una catástrofe, y dejárselo a las empresas (instituciones privadas puras) es igual o peor. No queda nadie más que nosotros mismos para rectificar el paso.

Vuelvo sobre la petición del docente, que se lamentan de la situación: “Hemos perdido el apoyo de la sociedad. Para muchos, el profesor es poco más que 'aquel individuo indeseable que tiene muchas más vacaciones que yo'. Los padres de hoy día lo cuestionan todo. Nos traen a sus hijos y quieren un resultado. Pero, al mismo tiempo, no confían en nosotros". La “indisciplina” actual (agresión verbal, que incluye insultos, amenazas, discriminación, sobrenombres; agresiones físicas que abarca manoseos, toqueteos y empujones, hurtos, violencia con la infraestructura escolar, etc.), sin la “complicidad” de los padres, es muy difícil de combatir.

Fuente: San Pablo on Line

martes, 1 de marzo de 2011

“Bullying”, tema de salud pública en México


En México por unanimidad, el pleno de la Asamblea Legislativa aprobó reformas a la Ley de Salud Pública del Distrito Federal para considerar al bullying o acoso escolar como un problema de salud pública

Las reformas a los artículos 63 y 74 de esta ley tienen el objetivo de prevenir y atender la violencia escolar que se genera en las escuelas de educación primaria y secundaria, principalmente, de la ciudad.

Con ello, se establece que se brindará atención sicológica no sólo a quienes son víctimas de este problema sino también a los agresores y observadores.

Estas modificaciones, a su vez, contemplan la creación de programas de prevención de violencia en el entorno escolar por parte de la Secretaría de Salud local, con lo que se brindará un enfoque multidisciplinario a la atención de este fenómeno.

De acuerdo con el dictamen aprobado, la violencia escolar en las escuelas del DF va en incremento y precisa que tan sólo de mayo a junio del 2010 se presentaron 13 mil 633 denuncias principalmente provenientes de las delegaciones Benito Juárez, Azcapotzalco, Cuauhtémoc y Gustavo A. Madero.

Con las reformas aprobadas, el artículo 74 de la Ley de Salud Pública local establece que el gobierno capitalino “impulsará, de conformidad con las disposiciones legales aplicables en materia educativa, la impartición de una asignatura específica en los planes y programas de estudio que tenga como propósito la educación para la salud”.

Según datos de la Secretaría de Educación, el bullying se caracteriza porque quien lo ejerce, ostenta un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar a otras personas, quien intimida causa en su víctima un daño físico y emocional que se manifiesta con un descenso en la autoestima, diferentes estados de ansiedad y depresión.

Además, producen en los menores dificultades para la integración y adaptación en el medio escolar y el desarrollo normal del aprendizaje y la manera de relacionarse con sus compañeros y amigos

Phenélope Aldaz y Geovana Royacelli El Universal

lunes, 21 de febrero de 2011

David Chadwell opina sobre la escuela no mixta


David Chadwell es un defensor a ultranza de la educación diferenciada, o dicho de otra manera, aquella relacionada con los colegios no mixtos. Director de Iniciativas Educativas de Carolina del Sur (EE. UU.) y con una amplia experiencia docente, Chadwell ha pasado por Sevilla, invitado por la Fundación Ábaco y Easse (European Association Single-Sex Education), para exponer sus argumentos sobre las ventajas de este modelo educativo, que es una opción en la escuela pública norteamericana desde 2006 a partir de una reforma legal impulsada por dos senadoras: la republicana Kay Bailey y la demócrata Hillary Clinton. Desde que en 2007 fuera nombrado coordinador e impulsor de este proyecto, los colegios «single sex», o de educación diferenciada, han aumentado en Carolina del Sur de 40 a 125, registrando una demanda cada vez más creciente.

Para David Chadwell, esta opción educativa se justifica, básicamente, por «el derecho de los padres a poder elegir la educación que desean para sus hijos. Poder elegir libremente es fundamental también para alumnos y profesores. Además, si parte de la población demanda un modo de educar diferente, en una democracia se debe respetar y proveer dicho sistema», señaló convencido a ABC, no sin confesar su extrañeza con lo que está sucediendo en nuestro país y las cortapisas que se pretenden imponer a este tipo de escuela.

El papel de los docentes

«La educación diferenciada —dice— ha de quedar fuera del debate político y basarse en los resultados educativos». En este punto, recurre a los datos del último informe Pisa, según los cuales en todos los países se produce un fenómenos similar: las chicas superan a los chicos en las habilidades relacionadas con la lectura, mientras que éstos logran mejores resultados en ciencias. Es más, se detiene en un caso especialmente significativo, como el de Finlandia, con uno de los sistemas educativos más prestigiosos y donde, sin embargo, los alumnos arrastran un retraso de hasta 55 puntos por debajo de sus compañeras en lectura. «Algo falla», advierte, lo que le da pie a considerar que «tomar el sexo como una opción para enseñar es algo positivo y no una discriminación». Dentro de este contexto, hace especial hincapié en el papel del profesorado: «Los docentes tienen que recibir la formación necesaria para saber cómo se pueden optimizar las potencialidades de los alumnos a partir del conocimiento de las peculiaridades de cada sexo». Chadwell argumenta que con la aplicación de esos criterios específicos, en las escuelas diferenciadas de Carolina del Sur, chicos y chicas han recortado sus diferencias obteniendo mejores resultados en el aprendizaje. «Ese trabajo de saber cómo es diferente el niño y la niña en la escuela, deberíamos aprenderlo los profesores en la Universidad, pues resulta esencial para la enseñanza».

Mayor participación, autoestima, interés... son sólo algunos de los aspectos positivos que destaca de los alumnos y alumnas que siguen sus estudios en escuelas diferenciadas. «El éxito académico mejora con este sistema, muy ligado también al trabajo del profesorado», apunta David Chadwell, quien subraya que la educación diferenciada «no es mejor, ni única, es una opción», en la que rechaza que exista discriminación alguna. En su alegato trae a colación cómo la Convención de la Unesco de 1960 excluye de dicha catalogación a este tipo de escuelas, en las que los contenidos curriculares, características de los centros y profesores son las mismas ya sean colegios de niños o de niñas.

Fuente: ABC de Sevilla

martes, 15 de febrero de 2011

¿Adulto? No, gracias.


Hasta no hace mucho tiempo atrás, la adolescencia era una etapa de la vida signada por la contradicción entre los grandes ideales románticos (románticos en los dos sentidos, el de protagonizar una epopeya heroica o también el de participar de un gran romance) y la angustia del "no poder", del "no alcanzar" porque el adolescente carecía de los recursos materiales y simbólicos que a los adultos les permitía independencia y autonomía: los adolescentes eran adolescentes porque todavía no podían tomar decisiones por sí mismos, y cuando las tomaban, se las criticaba por su inmadurez o su incapacidad.

Los adolescentes de antes eran puestos por nuestras sociedades en el lugar de la espera (a llegar a ser adulto), de la transición (a la adultez): la adolescencia era, a lo sumo, un momento de experimentación que se encauzaría con los beneficios de la adultez: el dinero del trabajo adulto, el sexo y el amor sin limitaciones (o con los límites que el adulto se autoimponía), la estabilidad de conformar adultamente una familia, el prestigio de vestirse como adulto, el reconocimiento al hablar con el lenguaje de los adultos, la exclusividad de poder ingresar a los lugares solo permitidos para adultos.

El adolescente de antes -pobres, nosotros, los que ahora tenemos más de 40 y queremos convencernos de que nuestro tiempo pasado era mejor- sufría la exclusión de no acceder a aquellos espacios vedados a los menores de 18, o de tener que dejar lugares públicos a las 22hs., de poseer un cuerpo al que se lo caracterizaba de "torpe" e "inmaduro". Para colmo, el mundo adulto subestimaba al adolescente por utilizar un léxico, usar una vestimenta o escuchar una música apenas aceptable para la edad, transitoria, burda, mejorable. La adolescencia era una etapa de la vida por suerte pasajera, un tanto absurda, que por fortuna desaparecía con el mero paso del tiempo.

No hace falta aclarar que este panorama hace tiempo estalló en mil pedazos y hoy, esta ecuación parece haberse invertido. Son los adultos los que intentan parecerse a los adolescentes: escuchan su música o al menos la conocen, tratan de usar (con algo de dignidad) su ropa, se animan a sus piercing y a sus tatuajes. Son adultos cool, ¿ok?

Los adultos ahora tratan de parecer "copados": hablan como adolescentes, se mimetizan en su "onda" y hasta tratan de retener en la medida de sus posibilidades su propio cuerpo como un cuerpo adolescente: que el cuerpo parezca puro, sin usar, virgen de paso del tiempo. Los adultos "copados" entienden, acompañan, son "gambas", nunca dicen "no" porque "esto es lo que decidieron los chicos". A veces ayudan y socorren a los adolescentes hasta en lo que los asusta o no están de acuerdo (tatuajes, horarios, alcohol, drogas) porque "más vale que la guita se la dé yo antes que se la consigan por otro lado", ¿Es re obvio, no? Estos adultos son unos re ídolos.

Ya no quedan sino unas pocas fronteras sociales entre adultos y adolescentes: a todos se nos ha dado ver lo mismo, saber lo mismo, escuchar lo mismo, participar casi de lo mismo. Baja la edad de imputabilidad penal y baja la edad de mayoría de edad. Pero no solamente estas cuestiones legales; hay más. El baile del caño ya no está reservado a experimentados y maduros cabareteros trasnochadores, y el porno perdió todo su misterio y está a apenas a un clic de distancia de cualquiera al que le interese. Ya no hay "horario de protección al menor" o por lo menos nadie se desgañita por hacerlo respetar, y son los adultos los que se van a dormir a las 22hs. Los que consiguen dormir, claro.

El modelo central de identificación social de nuestras sociedades ya no es adulto: ¿a quién le importa crecer? Al contrario, un adulto con fisonomía adolescente parece ser el ideal corporal de estos tiempos, mientras que el resto de los adultos son dinosaurios de una especie en vías de extinción. Como bien dice el tema de los Auténticos Decadentes "Quiero ser un pendejo/ aunque me vuelva viejo". Ahora todos somos "chicos". "¿Qué van a tomar, chicos?", nos pregunta la joven camarera de un bar de Palermo Hollywood a mi amigo Tedy y a mí, quienes entre ambos sumamos casi un siglo. ¿Los de Gran Hermano? Son todos "chicos", aunque tengan más de treinta. Los chorros ahora también son pibes.

No es que la adolescencia actual dure más que la de antes, como se dice por ahí. Lo que ocurre es que ya casi no hay distinción entre adolescencia y adultez en un mundo en el que a pocos se les ocurre invocar su propia experiencia o su sabiduría de la vida como un valor positivo. Y los que se hacen los sabios son denostados: al fin de cuentas aparecen como autoritarios imponedores de criterios pasados de moda. Están re out.

Es este un mundo en el que ya nadie ostenta con orgullo las canas y las arrugas. Nadie se vanagloria de las vueltas de la vida. Y, a la inversa, ya no es considerado un insulto el ser joven. Raúl Porchetto cantaba hace treinta años "Todo lo que hagas, pibe, no es bueno,/ hoy ser joven no tiene perdón." Lo que no tiene perdón hoy es dejar de ser joven y ser arrastrado por la marea de los años y la vejez. Más todavía, ser adulto hoy significa asumir responsabilidades casi con tristeza. Es mejor perfilarse despreocupadamente: si sigo sin crecer alguien se va a tener que hacer cargo de mí.

Y, por favor, que sea rápido porque en un rato empieza el "Bailando..."

Mariano Narodowski
Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella

Fuente: Síntesis Educativa
www.sintesis-educativa.com.ar