"La educación de los afectos y la sexualidad es cosa de los padres" dice Bernabé Tierno, psicólogo, pedagogo y escritor nacido en Cuenca (España). Es el segundo de ocho hermanos y cuenta que en su casa le enseñaron valores tales como por ejemplo: amar prójimo y proteger a los débiles.
Uno de los primeros recuerdos que guarda de su infancia es la imagen de sí mismo lavando los pies a unos mendigos que pasaban por su casa de Alberca de Záncara.
El psicólogo dice que escucha todavía la voz de su padre diciéndole: "Lávales los pies con agua tibia, que la caliente les hará daño".
Ahora prepara una edición en seis tomos de lo que llama "fortalezas humanas". O sea, los valores.
Es un optimista que valora la cercanía, la comunicación y está convencido que para eso hace falta pasión.
Habiéndole preguntado qué le impulsa a escribir, responde que quiere profundamente a la gente y que necesita hacer el bien, tal como le enseñaron sus padres.
Su mayor alegría consiste en encontrarse con alguien que le diga que un libro suyo le salvó la vida y sostiene la idea de que somos lo que damos y sólo nos queda lo que perdemos.Una buena paradoja.
Su libro sobre cómo estudiar con éxito describe que la escuela no cuida la expresión oral y la escrita. "Leer bien y entender lo que lees es básico. Se deben aprender ideas Hay que ofrecer al ser humano material para que se siga educando toda la vida".
Es un convencido de que el fracaso escolar se combate primero que nada con buenos maestros y profesores con vocación, que disfruten de lo que hacen, atentos a lo bueno que tiene cada alumno, sabiendo motivarlo, convenciéndolo de que es capaz e inteligente, aplaudiendo sus primeros éxitos ya que, si nadie les dice de lo que pueden ser capaces, no lo serán nunca porque el fin de la educación es, precisamente, crear personas capaces de conducir sus vidas, de ser felices y de contribuir al bien de la sociedad. El fin de la educación es crear personas autónomas y responsables.
Con respecto a una educación para la ciudadanía implementada en considera que es una estratagema de los políticos para llevar agua a su molino.
"Me parece bien una educación de las buenas maneras, pero las emociones, los afectos, la sexualidad, las creencias, eso es cosa de los padres".
Estima también que, de los valores, los más importantes son la empatía, la responsabilidad, el esfuerzo, la superación, el ser positivos y la resistencia, la capacidad de superar las dificultades. En cuanto a la televisión, dice que es muy negativa porque exhibe modelos personales que son tóxicos.
A través de la televisión es muy fácil "alentar lo más estúpido, inmundo y visceral del ser humano. Basta activar el paleocortex, nuestro cerebro antiguo. Alentar la parte más noble es más difícil e incómodo, porque supone educación. En la televisión se ha impuesto el grito y el insulto, las malas maneras. El hombre que se esfuerza por mejorar, no está reflejado".
Y por último, recomienda la humildad porque cuanto más grande se considera una persona, más defectos tiene. "Los más grandes han sido siempre los más humildes, los más sencillos".
María Inés Maceratesi
Fuente: Reportaje de Alfredo Urdaci
La Gaceta de los Negocios, 8-9 de septiembre de 2007
Uno de los primeros recuerdos que guarda de su infancia es la imagen de sí mismo lavando los pies a unos mendigos que pasaban por su casa de Alberca de Záncara.
El psicólogo dice que escucha todavía la voz de su padre diciéndole: "Lávales los pies con agua tibia, que la caliente les hará daño".
Ahora prepara una edición en seis tomos de lo que llama "fortalezas humanas". O sea, los valores.
Es un optimista que valora la cercanía, la comunicación y está convencido que para eso hace falta pasión.
Habiéndole preguntado qué le impulsa a escribir, responde que quiere profundamente a la gente y que necesita hacer el bien, tal como le enseñaron sus padres.
Su mayor alegría consiste en encontrarse con alguien que le diga que un libro suyo le salvó la vida y sostiene la idea de que somos lo que damos y sólo nos queda lo que perdemos.Una buena paradoja.
Su libro sobre cómo estudiar con éxito describe que la escuela no cuida la expresión oral y la escrita. "Leer bien y entender lo que lees es básico. Se deben aprender ideas Hay que ofrecer al ser humano material para que se siga educando toda la vida".
Es un convencido de que el fracaso escolar se combate primero que nada con buenos maestros y profesores con vocación, que disfruten de lo que hacen, atentos a lo bueno que tiene cada alumno, sabiendo motivarlo, convenciéndolo de que es capaz e inteligente, aplaudiendo sus primeros éxitos ya que, si nadie les dice de lo que pueden ser capaces, no lo serán nunca porque el fin de la educación es, precisamente, crear personas capaces de conducir sus vidas, de ser felices y de contribuir al bien de la sociedad. El fin de la educación es crear personas autónomas y responsables.
Con respecto a una educación para la ciudadanía implementada en considera que es una estratagema de los políticos para llevar agua a su molino.
"Me parece bien una educación de las buenas maneras, pero las emociones, los afectos, la sexualidad, las creencias, eso es cosa de los padres".
Estima también que, de los valores, los más importantes son la empatía, la responsabilidad, el esfuerzo, la superación, el ser positivos y la resistencia, la capacidad de superar las dificultades. En cuanto a la televisión, dice que es muy negativa porque exhibe modelos personales que son tóxicos.
A través de la televisión es muy fácil "alentar lo más estúpido, inmundo y visceral del ser humano. Basta activar el paleocortex, nuestro cerebro antiguo. Alentar la parte más noble es más difícil e incómodo, porque supone educación. En la televisión se ha impuesto el grito y el insulto, las malas maneras. El hombre que se esfuerza por mejorar, no está reflejado".
Y por último, recomienda la humildad porque cuanto más grande se considera una persona, más defectos tiene. "Los más grandes han sido siempre los más humildes, los más sencillos".
María Inés Maceratesi
Fuente: Reportaje de Alfredo Urdaci
La Gaceta de los Negocios, 8-9 de septiembre de 2007
Publicado por Fluvium.org
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