Un 35% de los jóvenes pobres cree que morirá o vivirá excluido
"Si no trabajás te morís de hambre, de robar o por el paco". Emannuel (17) consiguió un empleo informal y aún pelea contra esa referencia trágica que tiene el 35% de los jóvenes de entre 15 y 20 años del Conurbano que no trabajan ni estudian.
El corte de ese segmento social revela "incertidumbre" donde debería haber proyecto, tal vez algún sueño persistente. ¿Qué expectativas tenés para el futuro?, requirió la encuesta del Ministerio de Desarrollo Social. La respuesta inquieta: el mismo porcentaje considera que "dentro de cinco años" va a estar "muerto o excluido".
El muestreo tiene una base orientativa. Se realizó sobre 500 adolescentes que participaron de grupos focales y en algunos casos con utilización de cámara gesell para evitar la inhibición. Se formaron cuatro agrupamientos: los que "sólo estudian", los que "estudian y trabajan", los "sólo trabajan" y los que "no trabajan ni estudian".
En el sector de mayor riesgo, el 30 por ciento respondió que prevé su futuro con "trabajos precarios". En el Conurbano el 40% del empleo es informal. Otro 35% duda sobre alguna posibilidad de desarrollar vocaciones o anhelos.¿Por qué relacionan el futuro con tanto dramatismo?
Según el ministro Daniel Arroyo, no es una "construcción abstracta". "Está ligada a la muerte de un familiar, amigo o conocido en hechos delictivos o por el consumo de paco".
Todos asumen que la familia debería ser la base contenedora. No obstante, en esos sectores funciona como una organización inestable. Mariela (19) mencionó en la encuesta que "los padres viven trasmitiendo cosas y trasmiten sus propias frustraciones. Ellos mismos -agregó- no saben como salir adelante y, a veces, necesitan más que nosotros ser escuchados".
Una de las conclusiones de esta experiencia menciona la dificultad para "pensar" e "imaginar" el futuro. El vallado es la imposibilidad de ascenso social. Un empleo sería el comienzo. Juan (19) tiene una teoría: "El trabajo te descuelga, yo, si no trabajo estoy todo el día haciendo nada, colgado, en una plaza; en cambio trabajar es como que... caés... no la "bardeas"".
Aún en este medio social complejo, algunos disparadores todavía resisten como mandatos culturales. Luciana (20), estudiante tardía, asegura que su "mayor satisfacción es que llegué, me esforcé y lo logré".
Fuente: Diario Clarín
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