domingo, 27 de enero de 2008

Enseñar en la Sociedad Actual

Hace unos meses, se realizó en el Auditorio de la Universidad del Salvador, en Pilar (Provincia de Buenos Aires) el III Congreso de Educación organizado por el Polo Educativo Pilar. El Dr. Guillermo Jaim Etcheverry, encargado del cierre del mismo, habló de la necesidad de volver a la vieja escuela. "La escuela debe enseñar a leer y a escribir", señaló.

El temor a enseñar

Comenzó diciendo que "actualmente hay temor de enseñar. Las generaciones adultas tienen miedo a enfrentar la responsabilidad que les corresponde de enseñarles a estas nuevas generaciones que llegan al mundo. Nos estamos retirando de la tarea de introducir al mundo a estos recién llegados".

"Todos pretendemos ser los amigos canosos de nuestros alumnos, pero pocos estamos dispuestos a asumir la responsabilidad que implica ser padres y docentes", aseguró a la vez que continuó diciendo "la sociedad contemporánea se basa en el endiosamiento de los jóvenes, donde la juventud aparece como un valor y no como una etapa en la formación de la persona. Hoy todos pretendemos ser indefinidamente jóvenes. Y respetamos en los jóvenes una cultura que es cultura hecha por los adultos que descubrieron en los jóvenes un interesante mercado de consumo".

Los chicos no lo saben todo





"Yo creo que en este respeto reverencial por los jóvenes se encuentra una de las mayores dificultades para enseñar, porque la tarea de enseñar supone un diálogo entre alguien que quiere transmitir algo y alguien que quiere recibirlo. Carecemos de alumnos, carecemos de personas que sean entrenadas por los padres en la actitud de aprender", señaló.

"Se habla en la sociedad actual de que los jóvenes ya lo saben todos, y los jóvenes están siendo convencidos de que no tienen nada por aprender, incluso de que a ellos les corresponde enseñar".


"Esto se debe al profundo impacto que produjeron las tecnologías contemporáneas que son manejadas magistralmente por los jóvenes, no porque tengan una inteligencia privilegiada, sino porque se criaron en un mundo en que esas tecnologías están presentes. Es difícil convencer a un padre o a un abuelo que sigue siendo intelectualmente más comprometido, que se necesita más capacidad intelectual para escribir un poema que para programar una videocasetera".

Resaltando que "quien tiene la capacidad para leer y escribir, entender lo que lee y cierta capacidad de abstracción -que es lo que nos enseñó la escuela- tiene capacidad para aprender cualquier tecnología. No hay que tener habilidades especiales, no se es más inteligente por manejar una técnica, la técnica recoge lo que uno le pone, lo importante es qué es lo que uno le pone. Lo importante es ver qué están haciendo con la computadora".

La función central de la educación: formar personas


Etcheverry aseguro que "esta es una idea que estamos perdiendo de vista, estamos perdiendo de vista la función central de la educación: la de darle a cada uno la dimensión de sus posibilidades, a través de la educación cada uno de nosotros aprende aquello de lo que es capaz de hacer".

"La tarea del docente es fundamentalmente una tarea de desarrollo de la persona, esta idea contemporánea de que la educación debe servir, ¿esto para qué sirve? lo que se está diciendo en el fondo es ¿esto lo va a convertir en dinero? esta es una trampa en la que el docente no debe caer, nuestra misión es darle los elementos, las herramientas intelectuales que le permitan ser más personas. Y el ser más personas está vinculada con sus capacidades para enfrentar la complejidad del mundo y de los otros seres humanos. El conocimiento como expansión de las personas, la educación es un fin en si mismo, no es un medio para lo que le va a servir. La educación sirve para ser personas más completas, más complejas y con mayor capacidad de reflexión ante la realidad", resumió.

"Ahí está la justificación de la educación, pero el fin de la educación no está puesta al servicio del trabajo sino al servicio del crecimiento de la persona".

El pacto con los padres




Etcheverry destacó la importancia de acordar con los padre qué buscan de la educación, "hoy los padres buscan una certificación, no que sus hijos aprendan en la escuela. Hoy los padres no reclaman los saberes perdidos por la falta de días de clases sino si se le va a reconocer el año que perdieron o no".

"Hay que convenir con los padres para qué los mandan a la escuela: por costumbre, para hacer buenos amigos, para que se relacionen con otros, o para aprender, para trabajar a adquirir conocimientos intelectuales. Ir a la escuela es un trabajo, que requiere del esfuerzo personal", aseguró.

A la vez que enfatizó en que "ahí hay un punto importante: la impermeabilidad social al aprendizaje, el convencimiento de que ya se sabe todo está ligado a otra tendencia basada en la pérdida de la relación histórica. Estamos perdiendo de vista que somos parte de una cadena histórica, que venimos de algo y estamos trabajando para construir algo a futuro".

La lengua

"Si perdemos la palabra perdemos la posibilidad de comunicarnos. La palabra pone a la persona en contacto con otra dimensión. La imagen apela a lo emotivo y estamos perdiendo esta capacidad de reacción que da el vínculo con la palabra, la palabra permite la reflexión", comenzó.

"La tarea de la familia y la escuela es mostrarle alternativas, mostrarles que pueden ser otra cosa respecto de lo que muestra la televisión. Estamos dejando la educación de nuestros hijos en manos de ignorantes. El escaso uso de la lengua, las groserías -que no son para enfatizar un punto sino porque carecen del manejo de la lengua-, es un peligro social enorme al que en algún momento le deberemos hacer frente. Cada uno puede decir la estupidez que se le ocurra, pero debe decirla bien", declaró.

"Si uno escuchara a hablar bien por la radio y la televisión se realizaría una revolución educativa gigante porque la vida de las personas tiene que ver con la palabra. Mucha de la violencia actual se debe a esta imposibilidad de comunicación con el otro, cuando se acaban las palabra se pasa a los hechos. Hemos olvidado la enseñanza de la lengua, hoy a la lengua la actuamos. Por eso el habla privada ha colonizado el espacio público".

"La lengua no se estudia más en la escuela porque hay una resistencia social al respeto de la norma, y la educación es esencialmente la transmisión de normas, de reglas. Eso está mal visto hoy y está visto como una imposición sobre el otro. Porque hoy cada uno tiende a hacer sus propias reglas y esto hace perder la razón de ser de la escuela".

La diferencia entre el maestro y el alumno

"No es lo mismo el maestro que el alumno. Tampoco es lo mismo la relación entre el padre y el hijo. Por eso no se habla más de los maestros sino de animadores sociales, etc. Puede ser que salgan chicos muy creativos pero lo que si se ve es que salen ignorantes profundos, que carecen de conocimientos; ojo con nuestra responsabilidad en este tema."

Por eso enfatizó en la importancia del conocimiento, "esto es un tema central, no van a poder ir a la computadora cada vez que hablan, nos están convenciendo de que el conocimiento en si no tiene mucha importancia porque todo cambia tan rápido que para qué aprenderlo. Pero lo que necesita saber para desenvolverse es el conocimiento del mundo, la capacidad de abstracción, ciertas coordenadas históricas; y esto es siempre lo mismo."

"Para actualizar el conocimiento hay que tener algo que actualizar. Por eso ese slogan de aprender a aprender es una trampa, siempre los maestros buscaron que los chicos aprendan a aprender, pero aprendiendo algo, no en el vacío de conocimiento. Y con esta idea estamos dejando a nuestros chicos con una ignorancia total que es llenada claramente por aquellos que les hacen despertar apetencias que tienen que ver con el consumo".

La educación es contracultural

Jaim Etcheverry remarcó que la tarea docente es contracultural. "No hacemos lo que esperan que hagamos. Hay que abrir las puertas de las aulas para que salga algo que afecte positivamente en la sociedad. La escuela tiene valores que debe tratar de impulsar afuera. La tarea de la escuela y de la familia es contracultural. Ahora pareciera ser que la escuela es un gran conteiner, cuando la escuela debería abrir, no contener nada, no tener a los chicos ahí mientras los padres trabajan".

También aseguró que "la mejor tecnología que se inventó es el contacto con las personas, y esta tecnología no se debe perder. Tal vez en lugar de saber qué pasa en el Africa central sería mejor conversar con el niñito que tienen al lado y al que tal vez jamás le hablaron. La tecnología es ideal para el que sabe qué busca, pero es un divertimento distractor para el que no sabe qué busca".

"No hay vida individual posible si la calidad del que tengo enfrente es mala. La calidad del que me enfrenta es mi responsabilidad. Como dijo Sarmiento "si no los querés educar por caridad, hacelo por miedo". Si no educamos a la mayor cantidad de gente posible estamos en peligro, porque no vivimos solos, vivimos con otra gente en frente. No van a bastar ni los countries, ni las rejas, ni los custodios, ni los perros, porque no vamos a compartir los códigos básicos. Ya no se puede ni dialogar".

"Es importante enseñar sobre medio ambiente, nuevas tecnologías y todo eso, pero no debemos olvidarnos de enseñar a leer y escribir. Estamos en un sistema de enseñanza programada de la ignorancia. Hoy a la escuela se le piden tantas cosas, que me parece que está dejando de hacer aquellas que tiene la capacidad de hacer bien y que la convierte en el único lugar donde se puede hacer. Experimentamos con chicos que no tienen derecho a la protesta. Luego cambiamos las leyes, hacemos nuevas directivas, pero los chicos que pasaron por allí ya se fueron y no van a volver. Tenemos teorías pedagógicas maravillosas, por ahí podríamos ver de enseñarles algo que les sirva para después", finalizó.


Texto y Fotos
Quásar Comunicación
www.quasarcomunicacion.com.ar

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