lunes, 31 de marzo de 2008

Los padres y la educación de los buenos sentimientos

Estimados padres:

Los buenos sentimientos son importantes. Los educadores saben por experiencia que los niños aprenden mejor cuando se sienten satisfechos de sí mismos. Que a un niño le resulte fácil un aprendizaje, depende, en parte, de su experiencia. Pero si bien ésto es un hecho, también es cierto que, más que ninguna otra cosa, los sentimientos del niño afectan su capacidad de aprendizaje.

A esto lo denominan los educadores "el concepto de sí mismo". Realmente, esto se refiere a si el niño tiene o no confianza en sí mismo, o a si tiene o no un sentimiento de autovaloración e importancia.

Lo que el niño piensa, puede ser más importante de lo que ustedes creen. Seguramente esta aseveración puede resultar chocante, pero se considera que la mayoría de los jóvenes y adultos que se ven envueltos en serios problemas, tienen opiniones muy pobres de sí mismos, es decir, subvaloran su propia persona.

Si un niño no tiene una buena opinión sobre sí mismo y sobre los demás, el aprendizaje se le hará más difícil. El sentimiento de "no soy nadie" hará que el niño no se esfuerce suficientemente, que no desee aprender, que no le importe si tiene éxito o no. Y este sentimiento puede crear problemas de aprendizaje o de comportamiento.

El concepto de sí mismo es algo aprendido. Se enseña en el hogar y en la escuela, ya sea por medio de las cosas que ustedes dicen, o mediante su forma de mirar, o las reacciones que tienen, o las cosas que hacen para y por el niño.

¿Cómo puede el niño aprender a pensar bien de sí mismo? ¿Qué pueden hacer ustedes?

Procuren tener un hogar feliz

Nada contribuye más a que un niño se sienta satisfecho de sí mismo como un hogar y una escuela felices. Los padres y los maestros tienen enorme influencia para ayudar a desarrollar este sentimiento.

Los niños necesitan sentir que tienen un hogar y una escuela donde gozan de cierta libertad, pero también donde saben que hay ciertas normas de convivencia.

Necesitan tomar parte de la formulación de estas normas y, al hacerlo, las respetarán y tratarán de regirse por ellas.

Si el niño sabe que se le va a tratar justamente y con respeto, se sentirá mejor y más cómodo.

Puedo hacerlo

Si los primeros años del niño han sido buenos, será difícil que fracase en los primeros años de escuela. Su niño necesita pensar "puedo hacer ésto". Si tiene este sentimiento o creencia de sí mismo, estará más predispuesto a aprender.

Para el niño será un golpe comenzar los primeros años de escuela con la sensación de que no sabe o no conoce muchas cosas.

Cuando comience a leer, escribir y deletrear, necesita tener la sensación de que es alguien importante y capaz.

Aunque los niños tienen que estar preparados para aprender destrezas, no todos están listos para aprender a la edad de seis años, por ejemplo, porque todos los niños son diferentes y no aprenden al mismo ritmo. Por ello, si se los fuerza o se les hace sentir que el hogar o la escuela están contra ellos, tendrán problemas de aprendizaje.

Por lo tanto, establezcan metas definidas para su niño. Denle la oportunidad de desarrollarse sin presionarlo y sin compararlo con otros. Si lo hacen así, él tendrá un buen concepto de sí mismo.

Ayuden al niño a desarrollar este sentimiento, animándolo cuando piense que no puede hacer algo. Posiblemente necesiten decirle: "claro que puedes, te ayudaremos".

Elogie

Una palmadita en el hombro, una sonrisa, una palabra alentadora y estimulante de vez en cuando...ustedes pueden contribuir a desarrollar buenos sentimientos en el niño cuando elogian su comportamiento; pero es importante que el elogio sea siempre merecido y oportuno.
Si ustedes aplauden cualquier detalle insignificante, su niño sabrá que ustedes no son sinceros con él. Es mejor elogiar lo que el niño ha hecho, que elogiarlo a él.

Así díganle: "¡Caramba! ¡Qué bonito se ve tu cuarto!", "Cómo te agradezco que me ayudes con el bebé", "Me agradó mucho la atención que pusiste cuando la señora Rodriguez estaba hablando"

"Puedo hacerlo yo mismo"
"Déjame hacerlo". Muchas veces es más fácil hacer las cosas nosotros mismos que dejar que el niño las haga. A diferentes edades, el niño comienza a desear hacer cosas. Permítanselo. Denle la oportunidad de tener tantas responsabilidades como él pueda atender. El niño aprende resolviendo sus problemas. Él necesita tomar algunas decisiones. Así aprenderá a sentirse orgulloso de sí mismo. Déjenlo intentar. Intervengan sólo cuando esté lastimando a otros, cuando algo sea peligroso o destructivo.

¿Soy mejor que...?

"Mami, ¿soy mejor que Camila?. Algunas veces los niños hacen estas preguntas. El hábito de preguntar "soy mejor que...? debe ser observado con cautela. A cada niño se le debe dar crédito por lo que es y lo que puede hacer, sin compararlo con nadie. Probablemente deberíamos contestar tales preguntas diciendo: "Pues estoy segura de que en algunas cosas debes ser mejor que Camila. Y Camila debe ser mejor que tú en otras. Yo, por ejemplo, no sé coser tan bien como su mamá, pero puedo conducir el automóvil muy bien".

"No puedo ser perfecto"

No podemos esperar que los niños sean adultos pequeños. Si se trata de hacerlos sentir confiados y seguros de sí mismos, se les debe permitir en ocasiones que las cosas no marchen como nosotros queremos. A ésto también ayuda admitir los errores que cometemos. Ellos necesitan saber que nosotros tampoco somos perfectos.

Experiencias

"¡Yo he visto eso!", "¡Yo he hecho eso!". El niño se siente contento porque ha logrado reconocer algo que ha oído o que ha visto. Puede captar el significado de las palabras porque ha tenido previamente esas experiencias. Es consciente de su medio porque ha hecho y visto ciertas cosas, o visitado distintos lugares (en su propia vecindad), ha conocido nuevas personas, sintiéndose cómodo con ellas, y éstas, a su vez, han contribuido a su aprendizaje.
Mientras más ve, oye y hace, más conoce. Mientras más conoce, más contento está y más fácilmente aprende. Mientras más aprende, más satisfecho se siente de sí mismo. Y así continuará...
"Estúpido"
Sin pensarlo, muchos padres han dicho esto con el tono de voz, los gestos faciales o la mirada. Cualquier cosa que haga al niño sentirse malo, bobo, o como un "don nadie", lo llevará a tener una baja opinión de sí mismo. Al tener una pobre opinión de sí mismo, actuará en la forma en que lo pueda demostrar. Ésta es la causa de muchos problemas en el aprendizaje y el comportamiento del niño, que actúa así porque cree que eso es lo que se espera de él.

"¡Todo el mundo cree que soy malo, será mejor que lo sea!"; "¡Ella cree que soy estúpido, por eso no puedo aprender!". Un padre inteligente enseñará a los niños mayores a no llamar "estúpidos" a los menores. También tendrá cuidado con su lenguaje y evitará todas las palabras que puedan "empequeñecer" al niño. Palabras como bobo, vago, sucio, malo, loco, odioso, ladrón o chismoso, causan dolor y éste llega a tener malas consecuencias para el niño.
Desarrollen su sano amor propio

Su niño no es mejor que otros, pero tampoco es menos importante. Como persona, tiene la misma dignidad, enséñenle que su dignidad no depende de:

El color de su piel
La calidad de la ropa que usa
El dinero que tiene su familia
El tipo de trabajo de su padre o madre
El estilo de casa donde vive.

Si ustedes como padres, opinan de esta manera, su niño compartirá su opinión. Los sentimientos son "demostrados", tal como hayan sido "enseñados". Éste es el secreto de un buen comienzo en la vida, que le enseñará a su hijo a hacerle frente a ella. El orgullo, cuando no es excesivo, es necesario para la propia estima.

Fuente: Educar

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