domingo, 30 de noviembre de 2008

Violencia y escuela, buscando el equilibrio perdido

Por: María Inés Maceratesi

Los episodios de violencia en cualquier ámbito en el que nos movemos los habitantes de una ciudad son cada vez más frecuentes. Se reproducen con una rapidez y un grado de crueldad cada vez más acentuado. En estos casos, las autoridades pretenden demostrar a los ciudadanos que "algo están haciendo" y recurren a explicaciones, a estadísticas, a promesas que raramente dan fundamento a la situación.

Si tomamos por ejemplo la violencia en las escuelas: lo que habitualmente se busca inmediatamente, luego de haberse producido un hecho violento, es un culpable al cual, generalmente, se lo expulsa. Se implementan las consultas a profesionales, se ponen en práctica talleres, y hasta en algunos lugares se colocan detectores de armas o policías armados en los establecimientos escolares, todo sea, para tranquilizar conciencias y demostrar que algo se hizo aunque no cambie nada.

La problemática de la violencia es muy compleja porque hasta producirse un hecho puntual calificado como violento, generalmente hubo una historia previa, un problema que luego de iniciado fue dando señales que nadie advirtió o consideró irrelevantes.

¿Cómo encontrar vías adecuadas para que una persona violenta reflexione sobre su conducta, repare el daño que produjo y no la repita?

Es imperativo trabajar en las instituciones educativas con medios eficientes para detectar y abordar los problemas a tiempo, ésto es antes de que se produzcan; y entender que la violencia es un comportamiento inadecuado en orden a lograr un objetivo que es común a todo individuo: el deseo de pertenecer, de participar, de sentirse valorado y lograr estima personal pero, que en ocasiones, el castigo, la censura o el comportamiento de los adultos, termina reforzando el círculo de la misma.

Una vez comprendido ésto, se requiere trabajar a fondo la convivencia, mejorando el clima que se vive en las instituciones, con la participación de todos los actores, incluidos los padres.

Se debe tomar conciencia que la convivencia genera conflictos y tensiones y que el grado de salud de las instituciones educativas, o de cualquier tipo, no está dado por la ausencia de conflictos sino por la forma en que cada una de ellas los enfrenta y les da solución. En definitiva, se debe tener conciencia que la prevención es indispensable.

Ya se ha llegado a un punto en que para llegar a una solución posible se deberá recorrer un largo camino. Se advierte mucha decepción en los adultos que repiten "ya no se puede más", "ya no hay solución", "los chicos son irrecuperables", "las familias están ausentes y no se ocupan", sin advertir que lo necesario es tomar la decisión de dar el primer paso.

Existen numerosas experiencias en Mediación y Negociación, que pueden acercar una solución y están incluidas dentro de un cúmulo más amplio de medidas que se pueden aplicar para prevenir y contener en situaciones de violencia o conflicto.

La Mediación escolar requiere un compromiso y trabajo arduo de todos los actores institucionales y la formación de alumnos mediadores es solamente una de las instancias posibles.

Porque también será necesario reflexionar sobre el modo de resolver conflictos en cada institución, evaluar las actitudes que predominan entre los actores, y aplicar criterios de Negociación.

Todo ésto, incluido dentro de un proyecto institucional que, previamente, tiene que haber sido capaz de delimitar lo negociable y lo no negociable respecto de las situaciones de conflicto entre docentes, entre alumnado y docentes, etc. y estén encuadradas en el acuerdo de convivencia institucional y legal del establecimiento escolar.

Nadie puede predecir si todo lo que sea posible hacer dará resultado porque ni la violencia del mundo ni la del aula, serán erradicadas nunca definitiva y totalmente pero sí tenemos que asumir la parte que nos compete desde nuestro rol de educadores ayudando a los alumnos a ser cada vez más personas; que se conozcan y reconozcan sus inclinaciones, su carácter, su temperamento, orientándolos hacia un cierto autodominio que requiere un cuidadoso trabajo con su voluntad, responsabilidad, compromiso y respeto para consigo mismos y con los demás.

Este es uno de los objetivos de la educación: ayudar a los niños y jóvenes a ejercer una libertad responsable que les ayude a caminar por la vida ejerciendo los valores humanos que hacen posible que una sociedad sea más humana cada día.

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