jueves, 5 de febrero de 2009

Educación y psicoeducación

por Dr. Roberto Federico Re
Médico especialista en Psiquiatría

Educación: consideraciones generales

La educación es un proceso que acompaña al hombre en todos los momentos de su vida, le enriquece y le provee las herramientas para una sana existencia, como también para la prevención, la promoción de la salud, la resolución de sus cambios, crisis, salud, enfermedad incluida la convalecencia.

Fundamentos generales de la educación

Los cuatro pilares básicos de la educación son la piedra angular de la psicoeducación:

1- Saber Conceptual: Aprender a conocer:

Es aprender a aprender, aprender a reaprender.
Comprender para cambiar-se.
Actitud receptiva y proactiva.
Cultura especializada y generalista.
Actitud aprendiz y formación permanente.
Estimular el pensamiento crítico.

2- Saber procedimental: Aprender a hacer

Poner en acto las ideas y los conocimientos.
Educarse es conducirse para la acción transformadora.
Promoción de la iniciativa.
Actitud es poner en acto para cambiar lo que se puede.
Hacer uso activo del conocimiento.

3 - Saber actitudinal: Aprender a ser

Aprender a ser persona.
Motivarse para la educación integral.
Desarrollo de todas las potencialidades específicamente humanas.
Formación ética en valores: solidaridad, justicia.
Educación humanizadora.
Humanística y espiritual.

4 – Saber relacional: Aprender a convivir

Aptitud para trabajar con los demás.
Educar en paz, por la paz.
Estimular las competencias sin competencias.
Convivencia comunitaria.
Relaciones recíprocas en red.
Antecedentes educativos

Recogemos estos textos que con mucha claridad aluden al factor educativo respecto a lo que nos convoca:

Juan Bautista Alberdi nos marca, en el inicio de la organización nacional, una realidad indiscutida hoy en día: “Que la riqueza no reside en el suelo ni en el clima. El territorio de la riqueza es el hombre mismo”.

Guillermo Jaim Echeverry en “La tragedia educativa”, propone que: “El conocimiento científico nos transforma, y que en una población cuanto más firmes sean sus conocimientos de los principios básicos, más fácil les resultará afrontar las situaciones complejas de la vida adulta, tanto si se dedican a las ciencias, como si se proponen comprenderla como ciudadanos informados”.

En su libro “Haciendo caminos” Guillermo Fernández D´Adam destaca el valor de la información para la comprensión global por parte del paciente. “La tarea psicoeducativa promueve que el problema sea afrontado, que la situación problemática sea aceptada, y que por ende sea asumida, que la persona pueda posicionarse críticamente frente al problema y que comience a pensar en nuevo proyecto vital”.

Juan Yaría aporta al tema: “Se hace necesario una gran capacitación, una educación y formación así como una supervisión, pero fundamentalmente una madurez personal para entender el tema del límite, la muerte y el sentido de la vida en grandes masas poblacionales”.

Raúl Domingo Motta de la UNESCO, reafirma su convicción de la necesidad de crear una sociedad del conocimiento para lo que señala cuál sería el primer gran obstáculo-desafío para reconstruir la relación del conocimiento con la sociedad; “... considerar dos estrategias, primero iniciar una articulación de conocimientos, es decir la relación de los conocimientos con el bienestar social, y segundo asumir que en Latinoamérica en general, no hay una clara relación entre los conocimientos impartidos y los problemas por resolver...”. “... personalmente creo que la sociedad del conocimiento necesita de un ciudadano estratega, problematizador, innovador, si queremos creación...”.

El epistemólogo Mario Bunge dice: “Yo creo que hay cuatro modelos básicos y cada uno de ellos tiene aspectos positivos que hacen necesario combinar los cuatro. Uno es el desarrollo biológico: consiste básicamente en la mejora de la salud globalmente considerada. Entonces implica mejor alimentación, prevención de enfermedades, más hospitales. Otro es el desarrollo económico: desarrollo de todas las riquezas, aprovechamiento de los recursos naturales. El tercero es el desarrollo cultural: por ejemplo más escuelas, más institutos de investigación, más compromiso de actividades artísticas. El cuarto es el desarrollo político: más libertad y más participación política en todos los niveles”.

Nuevas fronteras

La educación estimula en la aptitud crítica, el desarrollo de las potencias específicamente humanas para lograr una plena conducción de la persona y su integración comunitaria, en este especial y difícil momento de la historia.

La mente a través del pensamiento y de las inteligencias múltiples nos permite conocer y comprender los desafíos permanentemente cambiantes que enfrentan la condición humana y la civilización.

Prever es ver previamente y para ello se necesita del conocimiento, que debe ser adaptado a un lenguaje cotidiano, de fácil lectura, comprensión, aprendizaje y elaboración del público en general, con métodos adecuados.

Organizaciones líderes como la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la APA (American Psychiatric Association) prevén una nueva concepción para la salud mental en los centros sanitarios, hospitalarios y/o comunitarios.

La promoción y difusión de la salud mental a nivel personal, familiar y comunitario deberá orientarse a propiciar y difundir conocimientos centrados en la prevención y promoción, como también en la resolución de problemas específicos.

Estos centros educativos desplazarán al modelo anterior asistencialista, personalista y paternalista, centrado en que la salud es patrimonio exclusivo del saber profesional.

Redes universitarias constituidas por casas de altos estudios que propician la información desarrollada por alumnos pasantes, con material de distintas áreas, apuntando a la creación de nuevos conocimientos.

Dentro de estos nuevos paradigmas, la educación sin lugar a dudas se asociará indisolublemente a la salud en generaly a la salud mental en particular.

Creación de ciudades preventivas: esto debiera permitir el acceso a la concreción de un plan comunitario de prevención constituyendo un intento científico de promoción y desarrollo, para integrar al municipio con objetivos e intervenciones en una atención particular al problema de las drogas, sin perder de vista el contexto social en toda su dimensión.

La promoción evita epidemias en salud mental. La psicoeducación es la herramienta estratégica. Este es el desafío de cara al siglo XXI para la defensa de la vida de la persona y de la salud.

Educación básica para la salud

Los seres humanos, tanto en su individualidad “sana” como en sus “enfermedades”, son cada uno el producto de su genoma, único, y el conjunto, también único, de experiencias.

Ambioma: (ambiom), (del latín ambiens-ambientis), conjunto de elementos no genéticos, cambiantes, que rodean al individuo y que junto con el genoma conforman el desarrollo y construcción del ser humano o pueden determinar la aparición de una enfermedad.

La persona es la integración de su biofilia, biografía y de sus dimensiones y además nosotros somos el fruto del ambioma (interacción de nuestro potencial genético con el entorno), de nuestro cerebro, desarrollo, conductas y experiencias de aprendizaje. Esta integración nos va marcando desde la infancia y adolescencia, y está en permanente cambio a lo largo de toda la vida.

El ambioma está constituyendo ya, una nueva área de conocimiento poderosa que nos llevará a una medicina revolucionaria predictiva. (*).

Carga genética: La carga genética es la información hereditaria que se encuentra en nuestros genes. Esta carga nos hace vulnerables a padecer las mismas enfermedades y trastornos que hayan padecido a través de la herencia nuestros familiares consanguíneos (padres, tíos, abuelos).
La vulnerabilidad genética es la predisposición a sufrir enfermedades hereditarias.

Tenemos predisposición a sufrir determinadas patologías ante determinada carga ambiental pero de ninguna manera se puede asegurar que vayamos a sufrirla.

Para desarrollar una enfermedad es condición necesaria además la carga ambiental:

Carga ambiental: Es la influencia del medio ambiente donde hemos vivido y nos hemos desarrollado.

Muchos de nuestros pensamientos están relacionados con concepciones culturales, sociales y familiares, aprendidas en edades tempranas de nuestra vida. Esto tiene que ver con:

1) Cómo fuimos tratados por los demás.

Ejemplo: –De chico me decían que era torpe con las manos, que rompía todo... hoy que trabajo en un laboratorio, pienso todo el tiempo en que voy a romper los tubos o maniobrar mal una máquina y me da miedo a perder mi empleo. –Mi papá decía que cuando nos miraba fijo era porque habíamos hecho algo mal... hoy me cuesta mucho poder dar exámenes, tener entrevistas laborales e inclusive mirarla a usted... me diagnosticaron fobia social... –Mi madre siempre me repetía la frase “no aclares que oscurece”, hoy me siento muy insegura con lo que digo, ya que siempre tenía que dar explicaciones de todo.

2) Cómo se sienten nuestros modelos de rol (padres, abuelos, educadores, familiares cercanos, etc.) respecto de sí mismos y lo que se dicen a sí mismos.

Ejemplo: –Mi mamá solía decir: “yo quería estudiar... no quería ser sólo una dueña de casa y criar a hijos... me siento frustrada...
–Mi abuela repetía sin cesar: “las mujeres nacimos para sufrir”.
–Mi papá nos decía a mí y a mis hermanos: “los hombres no lloran”.
Vemos a menudo que esta forma de pensar de nuestros familiares respecto de sí mismos pueden afectar nuestro modo de pensar.

3) Lo que se nos ha dicho acerca de nosotros mismos.

Ejemplo: “¡No sirves para nada!”, “Nunca se puede contar contigo”, “Cállate, no digas tonteras”, “Tienes que aprender de tu hermano, él sí que es un buen hijo...”.

4) Nuestras experiencias generales de la vida.

Ejemplo: Este último factor, considerado de gran importancia ya que tiene que ver con nuestra capacidad de enfrentar al mundo y los mecanismos puestos en marcha para tal objetivo.

Los logros en los estudios, el empleo digno, las relaciones familiares, los lazos sociales, los vínculos amorosos, las actividades recreativas, la vida espiritual, la postura frente a la vida, las metas y objetivos, todos ellos son algunas de las experiencias que marcan nuestro modelo de creencias.

Vulnerabilidad: Vulnerar proviene del latín vulnerare, herir, perjudicar. Vulnerable se define como alguien susceptible de ser herido. Persona vulnerable es aquella capaz de ser herida dada su condición previa genética asociada a una carga ambiental negativa. Se sabe, por diversos estudios, que las causas genéticas así como circunstancias adversas en la infancia, resultan un factor de gran vulnerabilidad para la persona.

El distrés se suma a la predisposición genética, para activar genes tempranamente marcados, desarrollándose el primer episodio de enfermedad. Este primer episodio con síntomas bien puede desaparecer durante algún tiempo o permanecer latente hasta que un nuevo distrés genera un segundo episodio, provocando cambios moleculares dentro de la célula, especialmente en la célula nerviosa, causando el aumento de la vulnerabilidad, conjuntamente con el desarrollo y persistencia de la enfermedad.

Estudios recientes han demostrado que algunos individuos condicionados por factores genéticos y circunstancias adversas resultan muy vulnerables. Una persona puede haber tenido una crianza saludable y una infancia feliz y haber desarrollado un sano esquema de pensamiento hasta que sus experiencias generales de la vida se encargan de modificarlo negativamente.

Esta modificación puede dar origen a múltiples trastornos al afectar el sistema de pensamientos. Debemos estar atentos para activar nuestra inmunidad cognitiva. Los estilos de vida y una mente saludable asociados a un proyecto-trayecto positivo de vida son el antídoto natural de la salud.

Fuente: Dr. Roberto Federico Ré. Acompañamiento terapéutico en salud mental. Guía de la Red Sanar. Editorial SAN PABLO. 2009.
Foto: www.vidapositiva.com

No hay comentarios.: