Ante la extendida creencia de que el texting, Twitter y Facebook están destruyendo la escritura de los jóvenes, muchos expertos en Lengua aseguran que el problema de la mala ortografía tiene otro origen. Los especialistas consideran que no hay que demonizar los nuevos medios electrónicos, y llaman a buscar en las escuelas y en la enseñanza de la lengua las razones de los problemas ortográficos que arrastran los niños y los adolescentes.
Luis Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras y miembro de la Real Academia Española, asegura que no hay mediciones confiables sobre el impacto de los SMS, del chat o del tuit en la ortografía. No obstante, dice que "quienes corrigen los escritos en la escuela primaria y secundaria ratifican la percepción del serio deterioro".
El lingüista insistió en que los medios electrónicos no son los únicos responsables. "La escuela misma ha perdido mucho en su capacidad docente de la ortografía", precisó. En la secundaria se enseña lengua como una asignatura que se corrige (cuando se lo hace) en la hora de Lengua. La lengua es la vía de enseñanza de todas las asignaturas, por lo tanto "todos los docentes deberían enseñar lengua en el momento en que exponen o cuando corrigen las lecciones orales o escritas".
"Recordemos el proceso evolutivo de la corrección ortográfica argentina: se desterró el rojo, por sanguinario; se prefirió el verde ecológico, y ahora el blanco: ausencia de toda corrección. Los maestros no manejan métodos firmes de enseñanza y corrección de la ortografía. No se los han enseñado en los institutos. Un agujero más de su formación docente", dice Barcia.
Nelly Rueda, profesora de Lengua Castellana en la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), asegura que los chicos llegan cada vez peor. "Es difícil que entiendan la importancia de escribir correctamente", dice. Sin embargo, cree que la responsabilidad no es de las redes sociales sino de la falta de políticas educativas y lingüísticas concretas y coherentes.
"Los 160 espacios del celular o los 140 del tuit pueden ser buenos desafíos para la garrulería argentina y para el sabido ingenio nacional. Pero en nuestros muchachos y chicas ambos, en general, brillan por su ausencia, por falta de motivación y de cultivo. La decreciente práctica de la redacción en la escuela acentúa las limitaciones", plantea Barcia, e insiste en que no hay una "nueva lengua" ni un uso revolucionario de ella, sino que existen alteraciones de la ortografía, de la sintaxis, o pobreza léxica generadas por decisión intencional o por impericia en el manejo del idioma.
"Cada uno lleva su competencia lingüística al medio electrónico en que escribe. Yo me puedo permitir cualquier alteración (suprimir mayúsculas, acentos, abreviar, no puntuar) porque cuando quiero escribir de otra manera lo hago con corrección", dice Barcia. Y concluye: "El muchacho que no maneja el sistema con probidad acentúa sus defectos en su expresión electrónica, y luego los traslada al escrito formal en clase. Eso es lo grave".
Luis Pedro Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras y miembro de la Real Academia Española, asegura que no hay mediciones confiables sobre el impacto de los SMS, del chat o del tuit en la ortografía. No obstante, dice que "quienes corrigen los escritos en la escuela primaria y secundaria ratifican la percepción del serio deterioro".
El lingüista insistió en que los medios electrónicos no son los únicos responsables. "La escuela misma ha perdido mucho en su capacidad docente de la ortografía", precisó. En la secundaria se enseña lengua como una asignatura que se corrige (cuando se lo hace) en la hora de Lengua. La lengua es la vía de enseñanza de todas las asignaturas, por lo tanto "todos los docentes deberían enseñar lengua en el momento en que exponen o cuando corrigen las lecciones orales o escritas".
"Recordemos el proceso evolutivo de la corrección ortográfica argentina: se desterró el rojo, por sanguinario; se prefirió el verde ecológico, y ahora el blanco: ausencia de toda corrección. Los maestros no manejan métodos firmes de enseñanza y corrección de la ortografía. No se los han enseñado en los institutos. Un agujero más de su formación docente", dice Barcia.
Nelly Rueda, profesora de Lengua Castellana en la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), asegura que los chicos llegan cada vez peor. "Es difícil que entiendan la importancia de escribir correctamente", dice. Sin embargo, cree que la responsabilidad no es de las redes sociales sino de la falta de políticas educativas y lingüísticas concretas y coherentes.
"Los 160 espacios del celular o los 140 del tuit pueden ser buenos desafíos para la garrulería argentina y para el sabido ingenio nacional. Pero en nuestros muchachos y chicas ambos, en general, brillan por su ausencia, por falta de motivación y de cultivo. La decreciente práctica de la redacción en la escuela acentúa las limitaciones", plantea Barcia, e insiste en que no hay una "nueva lengua" ni un uso revolucionario de ella, sino que existen alteraciones de la ortografía, de la sintaxis, o pobreza léxica generadas por decisión intencional o por impericia en el manejo del idioma.
"Cada uno lleva su competencia lingüística al medio electrónico en que escribe. Yo me puedo permitir cualquier alteración (suprimir mayúsculas, acentos, abreviar, no puntuar) porque cuando quiero escribir de otra manera lo hago con corrección", dice Barcia. Y concluye: "El muchacho que no maneja el sistema con probidad acentúa sus defectos en su expresión electrónica, y luego los traslada al escrito formal en clase. Eso es lo grave".
Fuente: La Voz del Interior, Argentina
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