jueves, 2 de agosto de 2012

Los adolescentes y sus ídolos





Al llegar a la adolescencia los jóvenes buscan ídolos a los que admirar e imitar. Se trata de una etapa más a la hora de formar su identidad. Sin embargo, es importante saber diferenciar entre imitar a un ídolo y obsesionarse por él.

A veces los adolescentes admiran a personas a las que ni siquiera conocen, con lo cual imitan sólo lo que les interesa de ellos o los idealizan olvidándose de la realidad. Tener un ídolo es algo normal, sobre todo, en la etapa de la adolescencia. A estas edades comienzan a tomar conciencia de la identidad propia y desean tener guías, referentes a quien poder seguir e imitar.
En principio, estos iconos de los adolescentes no pueden catalogarse como buenos o malo. Aunque la propia descripción que ofrece le diccionario "Persona o cosa excesivamente amada o admirada" ya marca el carácter exagerado de la actitud.

El valor de los ídolos 

Más que la figura en sí, lo que determina que sean positivos o negativos será la actitud del joven hacia ellos, una excesiva veneración será negativa. Con medida pueden ser una buena herramienta para ayudar a la persona a desarrollarse como tal. Algunos adolescentes ven en sus ídolos, las cualidades que les gustarían tener y no poseen. Otros, buscan en ellos un modo de autoafirmarse, es decir, ver reflejado en sus personajes preferidos, su propia personalidad, para ver aumentada con ello su autoestima.

Rompiéndo moldes

Siempre se piensa en ídolos más bien inalcanzables. Sin embargo, muchos adolescentes sin ser excesivamente conscientes de ello, tienen como referentes a personas muy cercanas a ellos: sus padres, hermanos, profesores, amigos de la cuadrilla...
La importancia de estos ídolos de carne y hueso se explica, también, por el enorme poder de la televisión. Los medios de comunicación venden tanto y tan bien, que hacen que los adolescentes se entusiasmen de forma exagerada con las grandes figuras mediáticas, aunque sean menos cercanas y reales.

Lo que esconden los ídolos

Detrás de los ídolos, se esconde un gran comercio y negocio en el que se pretende únicamente vender. El ídolo nace de una continua exhibición de sus virtudes; tras ella, los defectos se idealizan o se pasan por alto. De este modo, la mala educación del idolatrado es interpretada por el adolescente con algo similar a tinene mucha personalidad.
Por ello, es importante enseñar a los niños a ser críticos y realistas. De este modo, tratarán de descubrir cómo es realmente esa persona, sin olvidarse de que aunque haya sido capaz de destacar por algo, sigue siendo una persona de carne y hueso.

Cuando se pasa a lo obsesivo


En ocasiones, un buen número de conductas no muestran sólo respeto o admiración por una persona, sino exageración y fanatismo por ella. Estos comportamientos, que no sólo se dan en jóvenes como muchas veces se piensa, han de reducirse y controlarse, ya que en caso contrario pueden resultar peligrosos.

Por otro lado, la exaltación excesiva es señal de falta de personalidad, baja autoestima.... Es importante trabajar con los hijos estos aspectos y animarles a que la energía que gastan en ensalzar a otras personas la utilicen en trabajar por ellos. Un pequeño análisis, adaptado a la edad y grado de maduración del adolescente también puede ser muy enriquecedor.

Muchos son los que ponen todo su esfuerzo en ser famosos, queridos por los demás y se olvidan de algo más importante. ¿Se quieren ellos mismos?, ¿son buenas personas?, ¿qué valoran, la fama y superioridad que la posición les oferta o el superarse como persona? Son preguntas que todo el que se plantea destacar debería tener respondidas.


Fuente: www.psicoterapia.cl

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