sábado, 16 de mayo de 2009

Educación de adultos, una prioridad



La Declaración de Hamburgo sobre la educación de adultos de 1997, el elogiado producto de la V Conferencia Internacional de Educación de Adultos (CONFINTEA V), definió la educación de adultos como "el conjunto de procesos de aprendizaje, formal o no, gracias al cual las personas cuyo entorno social considera adultos desarrollan sus capacidades, enriquecen sus conocimientos y mejoran sus competencias técnicas o profesionales o las reorientan a fin de atender sus propias necesidades y las de la sociedad".

La educación de adultos adopta diversas formas (formal, no formal e informal). Se la imparte en diferentes lugares y contextos (centros comunitarios de aprendizaje, escuelas secundarias populares, en el lugar de trabajo, cursos vespertinos, etc.), con diferentes propósitos (generales y profesionales) y en diferentes niveles, desde el primario hasta el posdoctoral (educación básica
de adultos, educación continua, educación superior, etc.).

En los últimos años, el término ‘educación de adultos’ a menudo ha estado acompañado del concepto del ‘aprendizaje de adultos’, destacando más la demanda que la oferta.

El acceso a la educación y el aprendizaje de adultos es un aspecto fundamental del derecho a la educación y facilita el ejercicio del derecho a participar en la vida política, económica, cultural, artística y científica.

La Declaración de Hamburgo sobre la educación de adultos concibe la educación de adultos como "un concepto sumamente útil para fomentar el desarrollo ecológicamente sostenible, para promover la democracia, la justicia y la igualdad entre mujeres y hombres y el desarrollo científico, económico y social, así como para construir un mundo en el que los conflictos violentos sean sustituidos por el diálogo y una cultura de paz basada en la justicia. La educación de adultos puede configurar la identidad y dar significado a la vida".

El aprendizaje y la educación de adultos como componente del aprendizaje a lo largo de toda la vida está logrando mayor importancia dadas las crecientes presiones para enfrentar nuevos, complejos y rápidamente cambiantes problemas y retos, tales como la pobreza, la exclusión, la migración, la degradación del medio ambiente y el cambio climático, la carencia de alimentos y recursos naturales, el VIH y el SIDA y otras enfermedadas, así como la llegada de nuevas tecnologías que hoy permean todas las áreas de la vida.

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