Una vez más y a propósito de la noticia llegada de Miami respecto de la resolución de aplicar un toque de queda para los adolescentes, vemos que las autoridades de todos los países están preocupadas por resolver el problema de la violencia -que sería un disparate adjudicarla solamente a los jóvenes - ya que todos vemos que se encuentra en todas las franjas etarias y en todos los estamentos sociales.
La violencia fue creciendo sin control porque los controles pasaron a considerarse represivos. De todos modos conviene analizar este artículo y reflexionar sobre qué nos pasó como sociedad para que hoy tengamos este resultado.
En lo personal estimo que es un buen comienzo involucrar a los padres en la responsabilidad sobre las conductas que sus hijos tienen fuera de sus hogares. Otros pensarán que no, que más allá de la educación recibida por los hijos, éstos pueden comportarse de manera muy diferente a la que han sido educados; todo es posible y cada caso es particularísimo, de ahí que el compromiso de todos los actores sociales será necesario para frenar el estado de violencia que hoy vivimos en casi todos los países del mundo.
Algo cambió y sería interesante remontarnos a épocas anteriores a las dictaduras vividas, especialmente en los países americanos, cuando había un cierto orden social, al menos en el seno de las familias, pero también había orden institucional, normas, horarios, cada cosa estaba en su lugar, había horarios de trabajo y de descanso, de estudio, de sana diversión.
¿Qué cambió?...TODO, pero no todo cambio fue para mejor. Habrá que recuperar algunos valores perdidos y algunas normas que hoy son consideradas obsoletas o represivas pero que solamente intentan poner un orden mínimo en el cual poder vivir con tranquilidad.
Para tal fin, todos tenemos que comprometernos y exigir a nuestros gobernantes que nos escuchen y legislen a favor de los ciudadanos. Pero por algo podemos comenzar, por nuestro pequeño grupo familiar sin tener miedo a las críticas ajenas cuando nuestro estilo de vida no coincida con el de la mayoría.
Padres y maestros son pilares fundamentales en este sentido; la familia y la escuela pueden contribuir en este sentido creando actividades, promoviendo los deportes y la fiesta, aprovechando estas actividades para que surja la amistad y el respeto entre los jóvenes y fomentando el intercambio y la integración con los adultos y la familia.
Los jóvenes tienen derecho a compartir con su familia momentos de recreación y también tienen que gozar de momentos propios con sus pares, es cuestión de generar un sano y necesario equilibrio. Tal vez comenzando por pequeños grupos y pequeñas comunidades, se pueda ver luego un cambio social global.
Texto: María Inés Maceratesi
La violencia fue creciendo sin control porque los controles pasaron a considerarse represivos. De todos modos conviene analizar este artículo y reflexionar sobre qué nos pasó como sociedad para que hoy tengamos este resultado.
En lo personal estimo que es un buen comienzo involucrar a los padres en la responsabilidad sobre las conductas que sus hijos tienen fuera de sus hogares. Otros pensarán que no, que más allá de la educación recibida por los hijos, éstos pueden comportarse de manera muy diferente a la que han sido educados; todo es posible y cada caso es particularísimo, de ahí que el compromiso de todos los actores sociales será necesario para frenar el estado de violencia que hoy vivimos en casi todos los países del mundo.
Algo cambió y sería interesante remontarnos a épocas anteriores a las dictaduras vividas, especialmente en los países americanos, cuando había un cierto orden social, al menos en el seno de las familias, pero también había orden institucional, normas, horarios, cada cosa estaba en su lugar, había horarios de trabajo y de descanso, de estudio, de sana diversión.
¿Qué cambió?...TODO, pero no todo cambio fue para mejor. Habrá que recuperar algunos valores perdidos y algunas normas que hoy son consideradas obsoletas o represivas pero que solamente intentan poner un orden mínimo en el cual poder vivir con tranquilidad.
Para tal fin, todos tenemos que comprometernos y exigir a nuestros gobernantes que nos escuchen y legislen a favor de los ciudadanos. Pero por algo podemos comenzar, por nuestro pequeño grupo familiar sin tener miedo a las críticas ajenas cuando nuestro estilo de vida no coincida con el de la mayoría.
Padres y maestros son pilares fundamentales en este sentido; la familia y la escuela pueden contribuir en este sentido creando actividades, promoviendo los deportes y la fiesta, aprovechando estas actividades para que surja la amistad y el respeto entre los jóvenes y fomentando el intercambio y la integración con los adultos y la familia.
Los jóvenes tienen derecho a compartir con su familia momentos de recreación y también tienen que gozar de momentos propios con sus pares, es cuestión de generar un sano y necesario equilibrio. Tal vez comenzando por pequeños grupos y pequeñas comunidades, se pueda ver luego un cambio social global.
Texto: María Inés Maceratesi
Ver artículo: "Aplicarán un polémico toque de queda para los adolescentes pilaresbasicos.blogspot.com
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